Que la unión fiscal es necesaria lo sabe todo el mundo. El problema de las cosas no es saber que algo haya de hacerse, el problema es saber como abordarlo, como ejecutarlo, y como conseguirlo con éxito.
No a todos los países les interesan las mismas políticas fiscales, por lo que si uno plantea una unión desde los puntos de desencuentro, en lugar de desde los puntos de convergencia, la unión será imposible.
Europa solo se puede construir desde una aproximación progresiva hacia una cada vez mayor convergencia que vaya haciendo posible dar más pasos hacia la unión. El problema de como se están haciendo las cosas es que se toman las decisiones fáciles aunque estas no se sustenten sobre una base sólida, sólo por el hecho de que hay acuerdo, y se posponen las decisiones difíciles y complicadas aunque saen necesarias para construir esa base sólida, hasta el momento en que se llega a la linea límite donde esa medida no se puede posponer más y hay que tomarla deprisa, corriendo e in extremis