Halo.
Mi primer FPS con pad.
Me vale la saga completa. Los juego en solitario en heróico. Los rejuego cooperativo en legendario. Los vuelvo a jugar en solitario en legendario. Y cada vez que los juego los enfrentamientos son diferentes. Aunque sean los mismos enemigos en el mismo sitio, se mueven diferente, la estrategia es distinta y no siempre llevo las mismas armas o dispongo de granadas suficientes. Precisamente por eso rejugarlos suele ser un placer.
Si a esas intensas campañas en solitario y cooperativo le añado la magnífica banda sonora y el multijugador online, que en el caso de Halo 3 es hasta enfermizo (capturas de pantalla, videos de las partidas, estadísticas completas, pesonalización del personaje, rangos, medallas, cotillear el perfil de otros jugadores, la web de Bungie, etc...), tengo un juego al que darle en solitario y al que dedicarle horas online con recompensas extras. Pegar una granada de plasma a un Banshee enemigo en movimiento, matar al piloto y poder enseñárselo a toda tu lista de amigos y al resto de la comunidad es cojonudo. Sólo por esos pequeños detalles me apetece jugar a Halo 3 muchas tardes. Para ver si soy capaz de lograr una proeza y grabarla luego en un clip de video.
Es meterlo en la consola, oir la música, escuchar los pitidos de la cuenta atrás para la partida y ser feliz. Pegar una de plasma, matar cuerpo a cuerpo o hacer un asesinato sigue siendo, después de tantos años, tan placentero como el primer día.