Yo empecé a aficionarme al mundillo del motor con 8 años, cuando mi padre me llevó por primera vez en mi cumpleaños a un circuito de karts. Ya se sabe que cuando uno es niño todo lo vive a tope de intensidad y ese fue mi caso. Después de esa primera toma de contacto seguí corriendo en karts y hasta llegué a tener uno bastante majo de segunda mano preparado para competir (cosa que nunca llegué a hacer en serio porque mis padres no se lo podían permitir).
Por desgracia solo podía ir al circuito los domingos, así que el resto de la semana me lo pasaba jugando con el scalextric, al que llegué también a aficionarme (me hice con un montón de coches y metros y metros de pista). Poco más adelante descubrí los videojuegos de coches, mi género favorito por aquella época. En fin, devoraba todo lo que caía en mis manos relacionado con el tema. Menudo friki estaba hecho de pequeño... me sabía las especificaciones de los coches al dedillo.
Otra cosa que hacíamos cuando nos íbamos de vacaciones en familia era echar un vistazo a circuitos cercanos. A mí me aburría mucho estar en la playa sin hacer nada y me pasaba los días dando la brasa para ir a los karts. Como no se podía ir a diario, me daban 500 pelas para fundírmelas en los recreativos y con eso me iba conformando
Ya en la adolescencia y temprana adultez descubrí la que es una de mis grandes pasiones: los rallies. Empecé asistiendo a algunos tramos por Madrid, he asistido a seis temporadas del rally de Catalunya y una del rally de Montecarlo, algo que para mí fue casi una experiencia religiosa.
Con la llegada de Fernando Alonso a la Fórmula 1 sucumbí como tantos otros y me tragué una buena cantidad de carreras con Lobato y compañía. Pero a decir verdad ahora mismo estoy muy desconectado del tema.
En la actualidad la afición está más viva que nunca. Soy suscriptor de una revista especializada, no pierdo la ocasión para ir a ver tramos en directo, sigo todo el WRC de principio a fin e incluso planeo ir al rally de Suecia el año que viene. Me muero de ganas por ver a los pilotos yendo al máximo sobre nieve
En fin, esta es la historia sobre mi pasión por el automovilismo. Espero que algún día mis hijos hereden mi misma afición.