Wampiro escribió:nERon93 escribió:Y sobre compartimiento personal más que por nacionalidad creo que hay dos tipos independientemente de su país: el que viene de borrachera y el forrado, al de borrachera se la suda todo y el rico espera que le beses el suelo que pisa
A mi hace años cuando curraba de camarero me paso un par de veces con turistas alemanes, pretender pagarte una caña con un billete gordo (de 500 una vez y otra de 200) solo para poder restregartelo por la cara y reirae de como les intentas explicar que no tienes cambio
En 2009, por hacerle un favor a una prima, estuve haciendo de guía turístico / traductor con patas a unos ricachones de Arabia Saudí que habían venido a España con 100 niños y adolescentes a jugar partidos de fútbol (bueno, los que les dejaron, porque los españoles se negaban a jugar con ellos por las patadas que daban). Estuvimos en varias ciudades de Andalucía y dos hoteles; esto es lo que recuerdo que hicieron aquellas dulces criaturas en los tres días que compartí con ellos:
- Reventaron a patadas una puerta de seguridad de acero del primer hotel, quién sabe cómo. Ese fue el primer marrón que me comí, literalmente a los cinco minutos de llegar yo (estaba sustituyendo a su guía, que se había puesto enfermo; posteriormente me enteré de que era cuentitis para huir de esta gente).
- Entraban como una puñetera horda en todas las tiendas de souvenirs y, aprovechando la confusión, muchos salían con cosas que no habían pagado.
- Entre esas cosas se encontraban botellas de alcohol con las que luego se pillaban un pedal de la leche en sus habitaciones. Eso sí, cada dos por tres a rezar a la Meca, que eran muy buenos musulmanes.
- Destrozaban cada habitación en la que dormían, en plan que rompían espejos, camas, lámparas, teléfonos... todo lo que pillaban. En Córdoba se pusieron a tirar cosas a los que pasaban por la calle y acabó viniendo la policía. Yo dormía dos o tres horas cada noche porque desde la recepción me llamaban continuamente.
- Dejaron los dos autobuses privados en los que viajábamos como un estercolero.
Pues bien, el modo de actuar de los adultos responsables de estas criaturas era el siguiente:
1- Pasar de todo y dejarles hacer lo que les diera la gana.
2- Cuando un español les cantaba las cuarenta, negar rotundamente que sus angelitos hubiesen hecho algo y montar un pollo monumental haciéndose los dignos.
3- Pagar, con mucha soberbia y condescendencia, para compensar los daños causados.
Me he acordado de todo esto por lo que mencionabas de los billetes. La jefa del grupo llevaba siempre una bolsa con sobres repletos de billetes de 100€; cada sobre llevaba el nombre de un niño. Cada vez que llegábamos a un sitio en el que había que pagar algo, aunque fuera una Coca-Cola, intentaban pagar con los puñeteros billetes de 100; imagínate las caras que nos ponían en tiendas y restaurantes. La gota que colmó el vaso fue cuando llegamos a la puerta de la Alhambra, que la señora puso a los niños en fila india y les fue dando un billete de 100 a cada uno para que pagaran su entrada, que valía 12€ o por ahí. Cuando nos informaron, muy amablemente, de que no tenían cambio como para devolver 88 euros a cada uno de los 100 niños, la mujer montó en cólera y se puso a gritar que menudo país de mierda del tercer mundo, que no habrían venido a España si llegan a saber lo mal que los íbamos a tratar y no sé qué paridas más, todo mientras golpeaba el mostrador como una posesa.
Los tres días más largos de mi vida, sin duda. Cobré una mierda, me dieron una propina más mierda aún esperando que les hiciese la ola ($70 que les habrían salido en algún bolsillo) y a mi prima aún se la guardo. FIN.