Aiix cuanto tabu...Aver empiezo yo...
MI AMIGA GWEN Hicimos el amor de todas las formas que se nos ocurrieron, que resultaron ser bastantes, todo hay que decirlo: coito vaginal, anal y bucal
Me llamo Alex, y trabajo en el departamento contable de una oficina. Tengo 23 años y soy de constitución normal. Entre toda la gente que trabaja conmigo hay una compañera de trabajo que se llama Gwen, a la que le tengo un especial cariño. Ella tiene 23 años como yo, y es una chica rubia, de carácter dulce, amable y simpático. Tiene una gran dedicación a su trabajo, y por las cosas que me ha contado, probablemente se puede decir que ha tenido más iniciativa que yo, porque mientras que ella ya vive independiente (por unos motivos que ahora no procede contar aquí) yo aún vivo en casa de mi madre.
Pero hay una mayor diferencia entre los dos. Yo NUNCA he estado en la intimidad con una mujer, mientras que ella tiene novio, un chico mayor que ella llamado Sergio
El otro día fui por unos temas míos cerca de donde ella vive, y me acerqué a saludarla. Me recibió, me sonrió (con esa sonrisa suya capaz de dejarme sin sentido) y me hizo pasar. Como nunca había visto su casa me la mostró, siendo una vivienda muy bonita y muy elegantemente decorada (otra cosa no, pero Gwen tiene un gran estilo para la decoración). Tras aquello me dijo que si me apetecía tomar algo:
- Mujer, no quisiera ser molestia, sólo he venido a saludarte.
- No importa, tú quédate. Después de todo hoy estoy sola, Sergio no va a venir.
Me puso un pequeño aperitivo y estuvimos allí, sentados en el sofá, charlando de nuestras cosas, hasta que al final el tema derivó a esto que estáis leyendo: los relatos eróticos.
- Me he enterado –me dijo ella- que has escrito relatos eróticos y se los has enseñado a algunas personas, y a mí aún no.
- Es que me da un poco de vergüenza.
- ¿Te va a dar vergüenza conmigo? ¿Tan fuertes son?
- Es que son directamente... pornos.
- Bueno, no importa. Déjame leer alguno y así juzgo yo misma.
¡Uf! Estaba un poco abochornado, porque ¿cómo se lo podía decir? Estábamos los dos sentados el uno al lado del otro, la tenía tan cerca de mí, que me daban ganas de pasarle un brazo por encima del hombro y abrazarla, de acercarme y comerle la boca a besos, de sentir su cuerpo junto al mío fundidos en un amistoso y cálido abrazo. Su compañía me resultaba tan agradable, que cuando no la tenía cerca pensaba los buenos momentos que había pasado a su lado. Pero quería ser educado y comportarme como un caballero. Aún así saqué valor y se lo dije:
- Pues fíjate tú que he escrito esas historias sin tener ninguna experiencia.
- ¿No?
- Gwen, nunca he estado con una mujer. Las mujeres que han pasado por mi vida (compañeras de instituto, de trabajo, vecinas, etc.) han visto en mi solamente un amigo, pero nunca nada más. Probablemente tú me dirás que siendo hombre lo tengo más fácil, porque puedo contratar los servicios de una prostituta o irme a una discoteca y liarme con alguna que pille por ahí. Pero es que cuando lo haga quería hacerlo con una chica a la que quisiera. O más exactamente me gustaría hacerlo con una chica que me importara, y que a su vez a ella no le importara si luego yo al final lo hago bien o no, ya que dicen que la primera vez es cuando uno se pone más nervioso y no salen las cosas siempre de la mejor manera posible.
- Tengo novio –me dijo.
- Lo sé, y lo respeto. Yo te quiero como una amiga, sin duda alguna como una gran amiga. Te cuento todo esto porque te considero eso mismo, mi mejor amiga. Pero si me preguntas si te gusto te diré que si, y si me preguntas si te deseo te diré que si. Me gustaría hacer el amor ahora mismo contigo pero no sólo te veo como un cuerpo, porque sólo con estar aquí contigo ya me gusta. Y quiero que sepas que aquí estoy si algún día quieres que estemos juntos.
Ella había estado callada, escuchándome. Cuando yo me callé estuve mirándola, pensando que o se enfadaría conmigo, o me echaría de su casa o me soltaría un tortazo por mi osadía. Pero mira tú por donde que no...
Gwen se acercó en silencio y me dio un beso en los labios. Yo la miré asombrado, mientras ella me sonrió tan dulcemente como ella sabía hacer para volverme loco de alegría. Luego se sentó bien pegada a mi cuerpo, dejando reposar su cabeza en mi pecho. Yo la abracé mientras le acariciaba su sedoso cabello con las manos.
- Si estas preparado estoy dispuesta. Pero esto quedará entre tú y yo.
Tras decir esas palabras, me puso la mano sobre la entrepierna. Empezó a acariciarme con suavidad a través del pantalón. Yo empecé a tener mucho calor y me saqué el jersey que llevaba puesto.
Ella se me acercó y me dio un beso en los pezones de mis tetillas. Tras eso se sentó encima mío, de cara hacía mí. La abracé, sintiendo como sus pechos se pegaban a mi cara mientras que mis manos, que empezaron estando sobre su espalda, acabaron el recorrido agarrando con firmeza los glúteos de su hermoso culo. Esta vez ya no nos dimos un beso, sino que fue un morreo.
Gwen se desvistió de cintura para arriba, quedándose sólo con un bonito sujetador negro que cubría sus hermosas tetitas. Se las acaricié con suavidad y pasando las manos por su espalda le desabroché el sostén. Sus pechos, firmes, tiesos y duros, quedaron desnudos frente a mí. Yo acerqué mi boca a sus tetas y besé y chupé sus pezones con suavidad y delicadeza, provocándole unos suspiros de placer a ella.
Tras eso nos pusimos de pie y nos acabamos de desvestir. Nos quitamos los pantalones, ella se quitó las braguitas y yo me saqué mis calzoncillos en los cuales (por el bulto) ya se sabía lo cachondo que estaba yo ante aquella situación. Completamente desnudos nos entregamos el uno al otro, besándonos y acariciándonos nuestros cuerpos por todas partes. Practiqué con ella sexo oral (que nos realizamos mutuamente, el famoso 69) y nos masturbamos, atendiendo yo a sus peticiones porque quería darle el máximo placer posible (creo que con el cunilingus me lucí bastante, porque gimió de placer ostensiblemente). Hicimos el amor. Y de todas las formas que se nos ocurrieron (que resultaron ser bastantes, todo hay que decirlo: coito vaginal, anal y bucal).
Si, al final lo conseguí. Mi amiga Gwen fue quien me desvirgó. Si es cierto que como era mi primera vez, estaba un poco inexperto y eyaculé muy rápido cuando ella me estaba haciendo una felación, pero luego ella guió la situación y acabé teniendo una gran experiencia tras aquel, mi primer encuentro sexual. Cuando acabamos, los dos desnudos, cansados, exhaustos pero relajados, nos dormimos, abrazados el uno al otro. Y al día siguiente sigue siendo el mejor día de toda mi vida, porque no sólo estaba contento por lo que había hecho, sino que despertarme con una chica tan hermosa en la cama... ¡uf! Era mi sueño hecho realidad.