Cuentos peligrosos. Capitulo 3

III.

- No estoy para nadie, así que vete por donde hayas venido.
- ¿Ni tan siquiera quiere saber quien soy?-. El visitante no se enojó por el comentario del viejo Ciano, y siguió tocando la puerta. Una vez más. Otra. Una más...
-Mira chico, es la hora de mi almuerzo, y mi almuerzo es sagrado, así que como no sea algo importante, ya puedes salir corriendo, que las patas de este pobre viejo te alcanzarán.

El viejo titubeó un momento, pero dejó la navaja y la manzana que se estaba comiendo en la mesa y se levantó a abrir la puerta. Hacía mucho que no tenía una visita, sólo se atrevían a pasar por allí los odiosos tipos del ayuntamiento, siempre pidiendo dinero, y sino eran ellos, algún gamberro tratando de matar el tiempo haciendo gruñir a un pobre viejo estudioso concentrado en sus lecturas. Odiaba que eso pasara, y cuando sucedía ¡ay del pobre que hubiera llamado a su puerta!. De ahí venía esa fama de viejo gruñón, de ahí y de sus comentarios en público. Su mujer, antes de fallecer le decía que pensaba en voz alta, por lo que le regaló una boina, para que no le fluyeran los pensamientos tan alegremente y de paso no dijera las barbaridades que le decía. Que buena mujer era, recordó al ver la cara del joven que había en la puerta. Que gran hijo me dio.

- ¿No se alegra de verme Padre?. Ha pasado mucho tiempo, creí que no me conocería.-. El viejo no hablaba, solo le miraba de arriba abajo, y recordaba el pensamiento que acababa de tener, si su mujer viera ahora a su hijo, estaría satisfecha, estaba hecho todo un hombre.
- ¿Me va a dejar entrar o tengo que ir en busca de alojamiento a casa de Lucilina?
- ¿Cómo se te ocurre decir eso? Pasa Sebastián pasa, estas en tu casa. –Ciano le hablaba desde la puerta, que dividida en dos partes, impedía aun la entrada a Sebastián. Este la abrió él mismo introduciendo su brazo en la casa, y luego una vez dentro abrazo a su padre.
- Tenía ganas de volver a verte hijo, te necesitaba aquí. Están pasando cosas muy raras.
- Lo se Padre. Dos años son mucho tiempo, pero ya he vuelto.

Charlaron mucho rato, Sebastián se pasó mucho hablando de sus peripecias por el ancho mundo, primero como cocinero de un barco de pescadores portugueses, mas tarde y gracias a un golpe de suerte, como medico en Haití. Allí se había convertido en una persona querida y respetada, y sobre todo, valorada por sus vecinos. Pero le faltaba algo, necesitaba una mujer, una mujer que no había conseguido allí, pues añoraba aun la muerte de su prometida. Ahora era el momento, se dijo, y volvió a casa, para buscar una mujer casadera, y poder llevarse a su padre con ellos.

- Así que es para eso para lo que has venido. Pues has de saber que no me moveré de aquí. Esta es mi tierra. Búscate tu mujer, pero yo no iré contigo. Me queda poco de vida, y quiero pasarla aquí.
- No allí. Allí de donde vengo yo los ancianos tienen tantos años como muy pocos aquí han podido vivir. Allí...
-¡Alto!. ¿No me estarás hablando de magia, verdad?. Sabemos que no soy un analfabeto, te he dado una educación, ¿sabes bien donde estas metido?.

Sebastián sonrió, sabía que su viejo padre no era ningún palurdo, había viajado y visto mucho mundo, pero en aquella ocasión iba mal encaminado.

- Nada de eso, aun aquí se tiene una idea equivocada de esa gente. No son monos que van en taparrabos realizando rituales para despertar a los muertos.
- No engatusarás a tu padre. Yo he presenciado rituales de esos de los que te mofas, y no son cosa de broma. Los piratas del caribe tenían un respeto excepcional a los brujos, por lo que puedo asegurarte que he visto cosas que te quitarían el sueño varias semanas. Es más temo que los horrores que allí viví, puedan llegar hasta aquí. Son ya demasiadas coincidencias.
- ¿Todavía sigue yendo a la cantina del viejo Ortuella? Me parece que como médico, le voy a tener que prohibir beber mas. Al menos el tiempo que yo esté aquí.

Ahí acabó la conversación. Sebastián se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación. Estaba intacta, tal y como la dejó. Encima del escritorio, algún retrato de su amor perdido le hicieron apenar un momento, pero esbozando una sonrisa, respiró una fuerte bocanada de aire. Tenía ganas de salir, de ver que había cambiado en el pueblo.
Bien, tercer capitulo, nos vamos acercando ya a un punto en el que me parece que voy a estar un poco perdido, por lo que el capitulo 4 tardar un poco mas. Espero que os guste.

Saludos
Cojonudo!.

Muy bueno, lo que me ha parecido un poco rarao es lo de la magia, se supone que el padre cree que es magia, pero el hijo habla de que en el lugar de donde viene allí viven más los viejos de forma natural, no?
Me gusta mucho el ritmo que llevas, tanto del relato, de como van sucediendo las cosas, como de lo rápido que los pones... notracanques...

Y si, a mí también me has roto con lo de la magia... supongo que lo aclararás más adelante.

Sigue así... :):):)
Todo a su debido tiempo mis queridos lectores [risita]

Sobre lo de la magia, como habeis dicho, se aclarara todo en siguientes capitulos.

Saludos.

(Ya esta mi mente maquinando el 4º capitulo)
estoy como ningu y favila, pero como puedo leerme el 4º y el 5º, pues a k esperar....XD
5 respuestas