Me tapo los oídos... No quiero ver ni escuchar. Hablan, y sueltan mentiras. Miran, y disparan falsedad. Sonríen, y fingen amistad. Y nadie tiene el valor de la sinceridad, de coger y volver la cara atrás.
Insegura, inmadura y loca, pero perrito faldero no me podrán llamar.
Defino el término "asco" como aquel sentimiento que nace en uno hacia determinados aspectos debido a una mala experiencia y mal recuerdo de él. Asco me da esta sociedad, egocéntrica, hipócrita, capitalista. Asco me da el borreguismo que abunda en ella. Asco me da la mentira. Asco me da el miedo. Asco me da la pena, y asco me da la insensatez. Yo formo parte de esta sociedad, el que calla otorga y yo callé. El egocentrismo y la hipocresía abundaron en mi silencio, y el capitalismo, en mi subconsciente presenció por un tiempo. Todo es bonito con el dinero, pero todo es bonito cuando no hay razón... Estaba dentro del borreguismo innato que sólo sabe seguir y seguir los caminos hacia el error. De la mano de la mentira, abracé la falsedad, llegando a la hipocresía y alcanzando la meta del borreguismo, LA EQUIVOCACIÓN. Al verme en lo falso, en lo erróneo, tuve miedo, y con miedo reflejé una imagen de verdadera pena ante el espejo... "Pobre niña insensata"... pensé... "Asco me das"... grité. Asco me dí, asco me daba esa persona subastada en las decisiones de los demás, incapaz de echarle cara a la vida, mediocre e injusta consigo misma, pero ya definí "asco"...debido a una mala experiencia... Tuve una mala experiencia con una persona que no se adecuaba a mi forma de ser, ese 'yo' que ahora forma parte de mi pasado, y basándome en él, crecí. Crecí y cambié. Sigo formando parte de esta sociedad, pero con la diferencia de que soy la oveja negra del rebaño, ya no sigo al borreguismo blanco, sobresalta mi color diferente entre el resto de ovejas. Ví una luz en lo más alto del agujero negro en el que caí por mentir, esa luz se enciende con el interruptor del perdón, y aferrándose a él, se llega a lo más alto. Ahora, es la sociedad la mentira, es el mundo la mentira... Ahora, no hay perdón entre las ovejas, y mira que siguen siendo "iguales"... No hay perdón, no hay poder; no hay poder, hay fracaso; hay fracaso, hay lucha; hay lucha, hay guerras; hay guerras, hay miedo, y si hay miedo, hay pena. Ahora no me doy asco por darme pena, sino que es la sociedad la que me da asco porque es la que da pena.
Crecí y cambié, pero sigo siendo inmadura, y sólo al llegar al fin, seré lo suficientemente madura como para saber qué hice mal y qué hice bien. Me queda todo un camino en la vida por andar, y dije andar, no correr, y cuando lo finalice, y esté consumida en polvo, miraré cómo fue mi viaje y haré que ese polvo consumido se alborote, reflejando la alegría de ver que, a fin de cuentas, a lo largo del camino actué cuerdamente loca.