Los pantalones se habían perdido. La camisa rota apenas conservaba un botón deshilado. La cama deshecha les miraba con reproche.
-Lo siento, siento haberlo echo así...-susurró el desde la ventana, solo vestía su camisa y el incomodo slip- pero no me arrepiento, lo siento... pero no puedo arrepentirme de amarte, de haberte deseado durante tanto tiempo... asumiré mi culpa si así quieres, no te preocupes... no huiré-
Ella se levantó lentamente, con un paso llego a el y quedo agarrada a su camisa, hundio su rostro en su pecho, humediciendo con sus lágrimas la camisa. Entre sus piernas una ultima gota carmesí, tributo a su cuerpo desgarrado, recorrió furtiva su piel inmaculada.
-¿Asumir tu culpa?.. idiota... idiota...- musitó ella acongojada, mientras abrazaba al hombre que amaba.