vizcaino escribió:Hazte amigo tanto de los de primera fila como los de la última. Te pegarás mejores fiestas y tendrás mejores apuntes jejejjeje
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SpiralCloud escribió:Estudiad diariamente un poco, que es mejor que todo de golpe al final.
Excelentes consejos
Añado unas breves reflexiones:
No dar las cosas por hechasA veces no damos importancia a algunas cosas y las consideramos ya resueltas desde el principio como si no nos fueran a suponer ningún esfuerzo. Un ejemplo son las asignaturas tradicionalmente consideradas fáciles, o que se pueden aprobar con un trabajo. Aunque se pida menos que en otras, hay un nivel, algo se va a pedir. Si nos despreocupamos de ellas nos podemos llamar a engaño fácilmente. El mismo peligro existe respecto de asignaturas normales cuyos Profesores dan muchas facilidades para aprobar, por ejemplo organizando exámenes parciales, o permitiendo subir la nota con trabajos o asistencia a conferencias o seminarios. Cuando las cosas parecen fáciles corremos el riesgo de no preocuparnos y dar por hechas las cosas, y eso es un error. Las cosas que parecen fáciles no tienen por qué serlo. Lo que a una persona le parece sencillo a otra le parece complicado y viceversa: hay quien se defiende muy bien en un trabajo escrito pero se le da fatal una exposición oral. Por todo ello no hay que dar por supuesto nada, ni descontar el esfuerzo necesario.
"No tengo tiempo"Todo el mundo repite esta frase como un mantra: "Es que no tengo tiempo", "Porque no tengo tiempo", etc.
El tiempo es el activo más valioso del estudiante. Tienes que dedicarle a la carrera el tiempo necesario, y con frecuencia, más del que te gustaría. Estudiar una carrera universitaria no es una ocupación para el tiempo libre, a menos que te pongas el objetivo de aprobar una asignatura por cuatrimestre, o una asignatura al año.... La experiencia de estudiar una carrera universitaria tiene que ser forzosamente muy concentrada y densa, de ahí que se llame "carrera", porque nunca tendrás demasiado tiempo para nada. Tendrás que aprender a trabajar rápido, a leer rápido, a sintetizar, a ir al grano. No puedes dejar las cosas para más adelante pensando "ya lo miraré con calma" porque el examen está ahí a la vuelta de la esquina. Las fechas de entrega de los trabajos y prácticas te caerán encima, si pospones las cosas. En definitiva: si de verdad no tienes tiempo para hacer de los estudios tu actividad principal, entonces o te matriculas en una universidad a distancia, y no de todo el curso sino de unas pocas materias, o bien, no deberías ir a la universidad, porque una carrera no se puede sacar en los ratos libres. Los estudios te exigirán la mayor parte de tu tiempo, la máxima dedicación posible. Piensa que este esfuerzo intenso, durante unos años, rendirá un gran fruto y te servirá para toda la vida. Bien se merece el tiempo dedicado.
El significado de la frase "Estar preparado"Todo lo que haces en la vida, sea lo que sea, te prepara para algo, aunque no sepas para qué. Por ejemplo caminar un kilómetro cada cierto tiempo, te prepara para poder caminar más distancia. Leer mucho, te prepara para leer mejor y más rápido. Pero no siempre somos conscientes de que nuestras acciones nos sirven de preparación para algo futuro.
Voy a explicar esto con un ejemplo claro: imaginemos dos estudiantes, radicalmente diferentes entre sí. El estudiante "A" es disciplinado y estudioso, mientras que el "B" es vago y no tiene interés por estudiar.
En la noche del domingo, el Estudiante "A" cena ligero y se va a dormir temprano. Se levanta con el despertador, se da una ducha, se viste y sale puntualmente para la Universidad. Llega entre los primeros, se sienta en un banco de las primeras filas, saca tranquilamente su material de trabajo (bolígrafos, folios, algún libro, etc) y espera a que llegue el Profesor, perfectamente despejado y preparado para empezar una clase.
El estudiante "B" cena copiosamente. Se va a dormir tarde. Se levanta con mucho esfuerzo por la mañana, pero media hora tarde. No le da tiempo a ducharse, se viste y sale disparado para la Universidad. Con las prisas, se le olvidaron algunas cosas. Llega a clase cinco minutos tarde, y para no llamar demasiado la atención, se va a la parte alta del aula, en las últimas filas. Cuando está sentado, se da cuenta de que ha olvidado traer un bolígrafo y folios, y molesta al compañero de al lado por si le puede prestar algo para escribir y algunos folios. Se siente un poco abochornado por haber llegado tarde y por necesitar pedir algo tan elemental como un bolígrafo, pero no demasiado: no es la primera vez que llega tarde, ni será la última.
Las cosas que hacemos hoy afectan a lo que podremos hacer mañana, en todos los sentidos. Prepararse para asistir a una clase empieza varios días antes. Te afecta lo que comes, lo que descanses, la higiene, todo.
El mismo razonamiento que he expuesto en este ejemplo, se puede trasladar a un examen:
El Estudiante "A" ha asistido regularmente a clase, ha trabajado sus apuntes, ha consultado la bibliografía, ha asistido a algunas tutorías. El día antes del examen, se siente bastante seguro de poder superarlo y si hay un poco de suerte, con una alta calificación. Se va a dormir a la hora de costumbre pensando en hacer un rápido repaso por la mañana temprano, pero con la convicción de que lo más importante ya está hecho y que el examen no tendrá una especial dificultad.
El Estudiante "B" no ha asistido muy regularmente a clase. La mayor parte de las veces llegó tarde. No pudo completar algunos de los apuntes que le faltaban. No consultó libros, ni asistió a tutorías, porque "no tiene tiempo". El día antes del examen, se siente muy agobiado. Ahora comprende que ha dejado pasar todo el período sin haber estudiado apenas. No cree que pueda aprobar... bueno, quizá pudiera aprobar si tuviera la suerte de que le cayese algo del tema 1, o del último que se dio en clase. Pero lo más probable es que no sea así y que se lleve un suspenso. Se agobia más y más, a cada hora que pasa. Hacia las nueve de la noche, coge los apuntes y se pone a leerlos nervioso. A la media hora, ya ha desistido. No se presentará al examen. Le pondrán un "no presentado", pero eso -razona- es mejor que suspender con una nota muy baja y gastar una convocatoria. Realmente no es un fracaso, sino un escaqueo.
En conclusión, "prepararse" es un concepto muy amplio que tiene que ver con todos los aspectos de la vida: desde comer, pasando por dormir, por la higiene personal, hasta la actitud diaria en la Universidad (asistir a clases, tutorías, preparar los apuntes, consultar libros, etc). La preparación para el éxito el día del examen final empieza el primer día, y sigue el segundo, el tercero, el cuarto... cada día que te esfuerzas sumas un punto más en tu camino hacia el éxito. Como dice un viejo refrán: "Roma no se hizo en un día". Una persona trabajadora y tenaz puede mucho más que un estudiante brillante e inteligente que carece de voluntad y constancia.
No mentirle a los padresAlgún caso he conocido de estudiante que fracasó en la Universidad, sin que sus padres fueran conscientes de ello. Esta persona informaba a sus padres de que estaba finalizando la carrera; sin embargo, en realidad no había llegado a terminar ningún curso. Había ido pasando de curso, pero sin aprobar todas las materias. Los padres naturalmente estaban muy orgullosos y el entorno de esta persona creía que ya prácticamente tenía el título. Pero la realidad era radicalmente distinta: esta persona tenía apenas aprobadas unas pocas asignaturas. Se había acostumbrado a una vida cómoda de estudiante de éxito, pero todo era mentira.
Estos son casos extremos y es difícil que te encuentres alguno hoy en día con el Plan Bolonia, ya que el Plan Bolonia implica un seguimiento exhaustivo de los estudiantes; a mí me suscita dos reflexiones: la primera, que no se debe mentir a los padres sobre la situación académica. No hay nada malo en tener suspensos. Nadie es perfecto, y algunas veces se suspende, y se tiene que afrontar como algo natural en la vida de un estudiante. Pero no es nada bueno ocultarle la verdad a los padres, sobre todo porque quien lo hace carga sobre sí mism@ con una imagen falsa que tendrá que mantener y cada vez se hace más y más pesada, y algún día tendrá que decir la verdad. La segunda reflexión: si te encuentras alguna vez con un estudiante que le oculta cosas a sus padres, no le ayudes o sirvas de coartada para sus mentiras.
Ser oportunoExisten unos plazos fijados para tramitar las cosas. Ya sea una solicitud de beca de colaboración o una matrícula, hay que conocer siempre los plazos que tenemos para hacer estas gestiones, y evitar esperar al último día. Por ello es conveniente aprovechar el tiempo y ser oportuno. No hace falta ser el primero, pero tampoco hay que ser el último en hacer un trámite.
Es cierto que molesta tener que perderse una clase o tener que ir expresamente a un edificio del campus para hacer una gestión, pero si no la haces "en tiempo y forma" (es decir, dentro del plazo fijado y siguiendo el procedimiento establecido) al final será peor. Hay días en que se forman colas en las ventanillas de las oficinas administrativas. Depende mucho de cada caso particular, pero en general, un lunes o un viernes en época de matrícula son malos días. A partir de las 13:30 horas es mal momento porque las oficinas van a cerrar pronto. El último día de plazo es mal día. Porque nunca se sabe si nos puede surgir un inconveniente de última hora como que no esté el funcionario que se ocupa de tramitar ese tipo de solicitud; que nos falte una fotocopia de un documento; que nos hayamos olvidado de cubrir un impreso; que nos hayamos dejado el DNI en casa, etc.
Además, y esto es importante destacarlo, los funcionarios no tienen la culpa de los problemas ajenos. Si un alumno dejó pasar todos los días de plazo y aparece a las 13:45 horas del último día del plazo, con los papeles sin cubrir, exigiendo que le hagan todo el trabajo, será casi un milagro que consiga hacer bien el trámite. Este tipo de personas que vienen a última hora con problemas fuerzan la situación y se causan un problema a sí mismos de stress y al Centro. Por todo esto y especialmente con las becas de colaboración es conveniente hacer los trámites en los primeros días del plazo y no esperar al último. Cubrir bien los documentos, y si se tiene alguna duda preguntar, para eso es bueno ir holgado de tiempo.
Pongo un ejemplo extremo para que se vea claro: existen unas becas denominadas "de colaboración con los Departamentos", que se pueden solicitar en determinadas circunstancias y que regula el Ministerio de Educación. Para solicitar una beca de ese tipo es necesario tener un informe previo, favorable, de un Departamento. Sin ese requisito no puede hacerse el trámite. Pues bien, resulta que el último día del plazo, a las 13:50 horas, se presenta en la Administración un alumno pidiendo hacer la solicitud para obtener una beca de este tipo, sin haber cubierto los papeles, sin tener ni idea de lo que le piden (es decir ni se ha leído la convocatoria). En este caso nadie puede ayudarle. Sin el informe previo que debería haber pedido mucho antes a un Departamento, nunca le darían la beca. Cuando le dicen esto al estudiante, se enfada y culpa a la Universidad de no haberle informado antes. ¡¡Pero si se publica todo lo relativo a esas becas en el BOE!!.
En definitiva: los trámites administrativos de todo tipo conviene hacerlos con diligencia, cuanto antes, siguiendo el consejo cínico de Fernando VII: "Vísteme despacio, que tengo prisa". Hay que cubrir los impresos sosegadamente, informarse bien, leerse bien todo, y presentar la solicitud dentro del plazo, "en tiempo y forma", adjuntando (esto es muy importante) toda la documentación que nos pidan. Este consejo vale también para los trámites para presentarse a oposiciones.
No pensar demasiado las cosasA veces, los universitarios tendemos a pensar demasiado. Es algo que viene por deformación profesional, porque cuando se estudia en profundidad cualquier tema, se dispone de mucha información, y eso hace que se tengan que analizar con más detenimiento las cosas. La parte positiva es que se reflexiona más; la negativa es que si pensamos demasiado podemos tender a la procastinación, es decir, a postergar las tareas, aplazarlas para más adelante con la disculpa de querer hacerlas mejor. Pero no sólo eso: cualquier decisión cotidiana por nimia que sea se puede complicar si le damos muchas vueltas. Por ejemplo a la hora de comprar unos cereales para desayunar, si leemos toda la información nutricional y los análisis que hay en internet de estos productos podemos llegar a hacernos un lío. Tener demasiada información de una cosa puede ser malo, y pensar las cosas demasiado puede ser malo también. Por eso hay que aprender a simplificar y a tomar decisiones rápidamente, sin darle vueltas a las cosas. En la vida más vale tomar una decisión oportuna que tomar una decisión muy bien informada y meditada pero demasiado tarde. Por eso mi recomendación es que no pienses demasiado las cosas. Una técnica que puede ayudar para decidir más rápidamente es imaginar que el problema que se nos presenta es un problema de otra persona a la que no conocemos. Porque es más fácil aconsejar a un desconocido que aconsejarnos a nosotros mismos, pues con el desconocido podemos ser totalmente sinceros y objetivos. Personas como los policías, los Magistrados y Jueces, tienen que tomar decisiones constantemente y rápidamente, por lo que han aprendido a mirar sólo la información imprescindible que necesitan para su trabajo, y a no llenarse de demasiada información que les puede dificultar la tarea. Saber más sobre una rama del saber te da una gran ventaja sobre las personas sin estudios especializados, en ese campo concreto del saber; pero también te puede dañar un poco el natural sentido común y hacerte decidir las cosas más lentamente. No se necesita reflexionar demasiado para comprarse unos zapatos, un pantalón, o para empezar un trabajo. Además en muchas ocasiones nos encontraremos con que la primera decisión que íbamos a tomar, sin pensar demasiado, era la más correcta, y la que tomamos dándole muchas vueltas no fue tan buena como creíamos. Ten presente esto y no pienses demasiado las cosas. Una decisión a tiempo es mejor que una decisión perfecta demasiado tarde.