Wenas!!!
Os presento un capítulo de un "libro" que ha empezado a escribir un amigo mío. A mí me ha parecido bastante bueno, que se le puede sacar mucho jugo... Así que quería saber también vuestra opinión. Ahí va:
PRELUDIO
Mi historia comienza en San José, un pequeño pueblo con su estación de tren, su campito de fútbol y sus adorables gentes halagüeñas, extrovertidas y acogedoras. Se supone que en este bello y relajante lugar cualquiera hallaría paz y viviría feliz el resto de su existencia, pero yo, Fox Thunderbolt, hijo de un humilde panadero y de una profesora de aeróbic, no me sentía acorde con este espacio. Necesitaba ampliar mis conocimientos, explorar nuevos sitios, vivir nuevas experiencias, en resumen, huir de todo lo que me rodea y hallar de cierto modo. mi destino.
Pues una vez situados, paso a relatar lo que habitualmente hacia antes de que ocurriera lo que ocurrió, pero las historias hay que tomárselas con lentitud, con pausa, como se hace un pan según mi buen padre.
Aquella gélida mañana de invierno, me dirigía a estudiar al Centro de Alumnos Para el Desarrollo Sostenible del Estado (CAPDSE, para abreviar). Era como los antiguos institutos, salvo por un control más estricto de los alumnos y una mayor insistencia en asignaturas como Comportamiento Cívico(asignatura que hacía múltiples referencias a como se debe comportar un buen ciudadano)o la de Delitos Pecaminosos(conocimiento de todos los delitos por los que cualquier civil puede ser castigado, la mayoría de ellos tiene que ver con la libertad de ideas). El por qué de estas asignaturas(si se las puede llamar así)estaban siendo impartidas en Gulbrich era sin lugar a dudas la consecuencia del régimen impuesto por el presidente autónomo, ascendido hace 50 años por un golpe de estado. Desde hace 40 años, los opositores a este presidente, dictador, como quieran llamarlo, han ido desapareciendo, algunos dicen que ejecutados en el campo de Belertarad, otros apresados y llevados a la prisión para presos políticos de la zona H. En resumen, nadie sabe nada, ni porque el odiado dictador sigue en el poder ni donde van a parar los opositores.
Pues como iba diciendo, me dirigía a impartir las “clases”. Cuando llegué al aula 250 del CAPDSE, me paré en las taquillas para coger los libros. De repente pasaron cerca mía Adalbert y Roussbert, los dos hermanos gemelos, hablando de que cuando acaben sus estudios medios accederían al ciclo definitivo de madurez estatal. Los malditos zopencos vivían sin preocupaciones y halagaban al presidente estatal(que por cierto se llama Kanfnar). Yo por mi parte los odiaba bastante hasta tal punto de desear agredirles solo porque me mirasen. Bueno, una vez acabé de pensar en pisotearlos y demás, entré en clase.
Allí estaba yo, sentado en el pupitre 99, harto de la rutina de siempre, deseoso de que algún dia algo cambiara. De repente mi compañero(que por cierto aún no se su nombre, porque la verdad que me da igual)me dio un codazo y me dijo:
-Capullo que te están hablando.
Alcé la cabeza y vi como el profesor me hacía señas y me reprendía por no atender. El castigo no se hizo esperar, todo aquel que se “dormía” por así decirlo iba a la sala de castigo. Allí era obligado a escribir sin parar durante una hora.
Esta ya era mi sexta vez en esta semana, ya no lo podía soportar más.
-Señor Fox Thunderbolt, alumno número 547 y bastante problemático diría yo. En qué estaba pensando, ¿en las musarañas?-dijo el profesor-Le recuerdo que ha sido sometido a la sala de castigos en lo que lleva de curso unas, veamos...¡100 veces justas!
Esta proclamación hizo que se me abrieran los ojos. El hecho de pasar 100 veces por la sala de castigos era motivo de expulsión del CAPDSE. Yo no era consciente de las veces que me había ocurrido esto, pero en esta situación desagradable en la que me encontraba nadie me salvaba. Debía resignarme y aceptar mi expulsión, lo que significaba, en palabras vulgares, que solo podría trabajar en los llamados trabajos primarios (los más duros para cualquier ser humano).
-¡Señor Thunderbolt le estoy hablando!-dijo el profesor.
-¿Eh?-dije como un idiota dando un respingo en la silla.
-Repito por cuarta vez, vaya a ver a su excelentísimo decano Wilson, que será el encargado de entregarle su título de obrero primario. Buena suerte en lo que le queda como estudiante.
No respondí nada, para mi todo había acabado. Resultó extraño, este era el cambio que había estado pidiendo a gritos, pero ahora que estaba en el umbral, a un paso de realizarlo, sentí miedo, temor a lo desconocido, a lo que me esperaba fuera de los muros del CAPDSE.
Me levanté del pupitre y salí de clase, dejando los libros allí.
-Señor Thunderbolt, olvida sus libros aquí...-dijo el profesor.
Me volví hacia el y con cara inexpresiva le dije:
-Guárdeselos usted, a este hombre ya no le harán falta...
Y diciendo esto me dirigí hacia el despacho de Wilson.
SaLuDoS!!!
P.D: Yo que él, lo continuaría...