Estaba toda la sala repleta de yayos (acusados, jueces y demás) y se han quedado todos ahí flipando, sin tener muy claro qué hacer. El tipo tenía 72 años, supongo que para pasar los que le quedaran en el trullo ha preferido dar el espectáculo y elegir lo que para él habrá sido una salida honorable. Recuerda un poco al juicio de Nuremberg y el suicidio de Hermann Göring, aunque él lo hizo en su celda, no delante de todo el tribunal.