Sí los folletos publicitarios se consideran de facto un contracto (cómo cuando la cagan en el precio de una consola p. ej.) lo que tendría que hacer consumo es ir uno por uno de estos sacacuartos y pedir resultados.
Ale, que lo demostraran delante del juez. El que no de pruebas de su efectividad al trullo por publicidad engañosa.
Bueno, estos y los tarotistas de la televisiones locales.
Que fauna, Eru, que fauna.