Las adicciones del siglo XXI arrastran a jóvenes granadinos a un mundo oscuro y repleto de frustraciones que convierte su vida y la de su familia en un continuo malestar, sentimientos de culpabilidad y otros trastornos. Es un fenómeno social nuevo que está llevando a chavales de hasta catorce y quince años a un uso abusivo de internet, móvil, compras e incluso sexo. Es difícil de distinguir entre el uso normal y el compulsivo y mucho más de admitir, pero lo cierto es que de un año a esta parte se está tratando de una manera más frecuente a jóvenes con diferentes conductas derivadas por estas otras adicciones y fiebres.
El Servicio Provincial de Drogodependencias es uno de esos centros a los que han acudido ya algunos jóvenes y familias en busca de ayuda. En concreto, en temas relacionados con las nuevas tecnologías y el ordenador lo hicieron en el último año unas sesenta personas. Han tratado más de medio centenar de casos en los que algo que comenzó, fundamentalmente como un juego, se convierte en una pesadilla. Chicos con catorce y trece años que llegan del instituto y antes de terminar de comer están delante del ordenador, que no se relacionan con nadie, que no cenan... El uso normal de las nuevas tecnologías se convierte en compulsivo y ocasiona graves desequilibrios patológicos en el chaval.
Al citado centro llegan más chicos que chicas con este problema. El messenger y el chat es lo que acarrea más disgustos. No hay un perfil muy delimitado, si bien, en esta adicción a internet se repiten patrones en los que siempre está presente la dificultad de desarrollar relaciones interpersonales. Son gentes solitarias con una personalidad muy impulsiva y con una gran falta de autocontrol.
La diputada de Integración Social en la Diputación Provincial, Juana Rodríguez, recuerda que en el Servicio de Drogodependencias están atendiendo a jóvenes y familiares con este tipo de adicciones diferentes a las tradicionales -cocaína, alcohol, cannabis...-, en el caso de las nuevas tecnologías desde hace un par de años. En el de los móviles, compras y sexo en los últimos doce meses. Concreta que son datos orientativos porque hay muchos que no solicitan ayuda porque es difícil de reconocer y admitir.
En el caso de los móviles, han tratado a una decena de personas. Los especialistas y los familiares pueden controlar más fácilmente esta patología a través de las facturas, algo más complicado en internet. Se dan más casos de chicos que chicas y son igualmente gentes con problemas para relacionarse y afectivos. Fundamentalmente son jóvenes, tanto en el uso abusivo de la red de redes como los teléfonos móviles.
Rodríguez insiste en que es «difícil reconocer» la adicción a estas cosas y llegan menos de los que son. Es mucho más complicado que las adicciones a sustancias ya reconocidas, aunque según recuerdan con el alcohol, juego patológico... ocurrió algo parecido.
En la adicción a las compras y al sexo, que también está llevando a pedir ayuda a determinadas personas, hay menos 'pacientes'. En el Servicio provincial de la Diputación han pedido ayuda en el caso del uso abusivo de la tarjeta de crédito unas tres personas. En el sexo sólo uno ha dado el paso y demandado apoyo.
La responsable de la delegación de Integración Social en el ente provincial recuerda que estos nuevos adictos suelen ser casi siempre jóvenes. No representan un alto porcentaje en relación a los 'pacientes' con adicciones a drogas como cannabis, cocaína... que en el último año fueron unos cinco mil. Eso sí, Juana Rodríguez alerta de que se está iniciando una problemática social que es necesario vigilar muy de cerca.
La diputada entiende que hay un porcentaje mucho mayor que practican un uso compulsivo de estas nuevas tecnologías o tienen comportamientos desequilibrados ante determinadas actividades como son las compras y el sexo, pero no llegan. Ni a ellos ni a otras asociaciones que en Granada se encargan de ayudar a personas adictas tanto a sustancias como a no sustancias.
En el instituto Al-Ándalus de sexología, la psicóloga y sexóloga, Asunción Coronado, que ha tratado varios casos de adicción al sexo, advierte de que en estos casos suelen ser personas con muchas dificultades para relacionarse. Consumen sexo compulsivamente, fundamentalmente en prostíbulos y cuando piden ayuda no es por su adicción al sexo sino porque se arruinan. Hay gente que ha llegado a gastar más de dos mil euros en una noche.
La psicóloga explica que son personas con carencias afectivas que se comportan de un modo compulsivo y que tras acudir a los prostíbulos y practicar el sexo experimentan sentimientos de culpabilidad, malestar..., pero acto seguido vuelven a caer en el mismo círculo y repetir la experiencia. No van a pedir ayuda en la mayoría de los casos porque crean que tienen adicción al sexo sino por la gran cantidad de dinero que se gastan.
En esta línea, recomienda pararse un momento en esta sociedad de la inmediatez y preguntarse qué está pasando y «procurar ser dueños de nuestra voluntad». Insiste en que detrás de todo esto, sobre todo en la adicción al sexo, hay trastornos relacionados con la afectividad.
Por otra parte, en lo que respecta a las adicciones 'tradicionales' la responsable provincial del Servicio de Drogodependencias confirma que están subiendo mucho los casos relacionados con el alcohol -cada vez se inician a edades más tempranas-, la cocaína y el cannabis lo hace menos y la heroína ha bajado.