Sacred 1 fue un clásico, aunque bastante inspirado en diablo, pero una buena transición del estilo de juego de blizzard a las pantallas 1024x768 (esto es, gráficos aceptables a día de hoy). Además, se notaba que el equipo que lo creó hizo el juego con mucho mimo y cariño más que pensando en los beneficios. Esta pasión se plasmó en una inherente calidad inscrita en el título.
Sacred 2 fue un cúmulo de fallos unos detrás de otros que culminó con un juego que muchos consideraron mediocres y otros hasta lo catalogaron de incompleto. Y es que la pequeña compañía había sido comprada por uno de los gigantes de la industria, y mas pronto que tarde conocieron todo lo que eso implicaba: implantación de tecnologías con las que no habían trabajado previamente (como el sistema de física realista tan mal aprovechado); obligación de usar DRM (inútil pérdida de tiempo y capital); pero sobre todo, Establecimiento de plazos de entrega en los cuales el equipo de desarrollo se vio evidentemente desbordado. La versión de Sacred 2 que salió al mercado fue cuanto más una beta de lo que podría haber sido. Pero inexplicablemente la empresa para la que trabajaban ahora no quiso ni dejarles mas tiempo para estrenar una mejor obra, ni les dio contrato para terminar de pulirlo tras su lanzamiento.
Lo único que sí que les permitió el gigante avaricioso para el que trabajaban era crear una nueva expansión de pago, pero sin tiempo ni recursos para mejorar el propio core del juego.
Sacred 3, en mi opinión, aún queda muy distante como para sacar conclusiones. Pero si la sombra del gigante amenaza con esclavizar e imponer sus reglas al equipo de desarrollo como hicieron con sacred 2, no esperéis otra cosa sino basura pinchada en un palo