Como bien algunos otros han dicho, ningún sistema operativo es invulnerable (o al menos lo más sensato es dar por hecho que no lo es si se desconoce cómo funciona interiormente).
Así pues, el único problema que le tiene que preocupar al usuario es la manera en cómo se gestionan las actualizaciones para tapar esa seguridad en cada sistema operativo:
Microsoft, Apple y Google publican los parches para sus sistemas operativos (Windows, MacOS, Android) cuando ellos pueden (o así se espera de ellos).
Los sistemas operativos basados en el núcleo de código libre Linux (que no sistema operativo) que son ayudados por la comunidad del software libre reciben estas actualizaciones a poco rato de haberse descubierto la vulnerabilidad a tapar.
Como ejemplo,
en esta web de Debian GNU/Linux, se van anunciando muchas, muchas vulnerabilidades que van apareciendo, prácticamente todos los días (y no salen en las noticias, pero problablemente tengan la misma repercusión que las que salgan, después de todo, son vulnerabilidades).
La diferencia radica en el tiempo en que le dejas al atacante a que penetre en tu dominio mientras exista una vulnerabilidad, pero hay diferencias: Hay dominios que son descubiertos por la comunidad, que se publica cómo se penetra y seguidamente se trabaja en la solución. Los hay que son descubiertos por "los malos" antes que los demás, y ahí es donde está el verdadero problema que no se puede arreglar de ningún modo por nada ni nadie (a parte del tiempo que tardan algunas de las empresas que trabajan por su cuenta). Por eso hay que estar siempre al día con las actualizaciones.
Y otra cosa más: cada nueva aplicación crea nuevas puertas que pueden ser vulnerables (hay que mirarlo como si una aplicación es una ampliación del sistema operativo). Por eso es importante mirar los permisos que ciertas aplicaciones piden en las AppStore. Por desgracia, aún falta educar mucho sobre cómo funciona esto a la sociedad, y lo peor es que en la prensa no se suele conseguir de forma efectiva.
Pero antes que la AppStore ha existido siempre el ordenador de sobremesa y los problemas con Java, con los navegadores, con los ejecutables que todos nos decargamos y ejecutamos sin haber pensado que estamos dando permiso al que ha creado ese conjunto de instrucciones a ser ejecutado en nuestra máquina y que sólo Diosito (ola ke ase komo hestà¿) sabrá lo que hay allá dentro. Es decir, vivimos rodeados de puertas abiertas, como la vida misma
Espero que no haya dicho muchas mentiras...