La industria de la electrónica y el mundo de la tecnología en general ha recibido esta semana una de las noticias más esperanzadoras en los últimos años: el descubrimiento de un masivo depósito de
tierras raras en aguas japonesas, con capacidad para abastecer la demanda de forma "semiinfinita". Estas acumulaciones han sido detectadas en las proximidades de la isla Minamitori y contendrían aproximadamente 16 millones de toneladas en una región de 2.500 km2.
El descubrimiento fue anunciado por un equipo de investigadores capitanead por la Universidad de Tokio en colaboración de la Agencia de Japón para Ciencia y Tecnología de la Tierra Marina (
JAMESTEC). Las investigaciones para dar con este yacimiento comenzaron hace ya varios años en respuesta a los recortes en las exportaciones desde China, que fueron vistos como una amenaza a las industrias japonesas.
A pesar de su nombre, las tierras raras no son ni tierras,
ni raras. Son en realidad elementos relativamente comunes, pero que rara vez se encuentran en estado puro. Por este motivo resulta crítico encontrar yacimientos con una concentración elevada, puesto que de esta forma se facilitan los procesos necesarios para refinarlos a un coste económico asumible.
Óxidos de praseodimio, cerio, lantano, neodimio, samario y gandolino. Según los investigadores, la zona de exploración
contiene (entre otras tierras raras) suficiente terbio para 420 años y el europio necesario para abastecer a la industria durante 620 años. Estos elementos se emplean en la producción de motores y pantallas de cristal líquido, respectivamente.
De uso imperativo para la producción de componentes electrónicos y elementos mecánicos muy especializados, las tierras raras se han convertido en un recurso estratégico. China controla aproximadamente el 90 % del suministro global de estos elementos, en gran parte por una razón de costes, y en el pasado ha restringido sus ventas al exterior para atraer a los fabricantes de productos electrónicos a su país.
Asimismo, Japón tuvo que hacer frente en 2010 a una importante escasez de tierras raras tras el arresto del capitán de un pesquero chino involucrado en un
incidente con la guardia costera en las
islas Senkaku, cuya soberanía reclama China. Este suceso fue uno de los motivos que han impulsado la exploración del lecho marino japonés, donde se cree que existe una gran cantidad de tierras raras entre el lodo.
Un mayor abastecimiento de tierras raras permitiría mantener la industria electrónica al tiempo que reduciría la dependencia motivada por un único proveedor global de facto. El gran reto estriba ahora en la exploración de este yacimiento. Los investigadores afirman que los gránulos hallados en el lodo son mucho mayores que lo habitual, y han desarrollado un método de extracción que podría hacer realidad su explotación.
Fuente: Japan Times