Los poseedores de un reproductor MP3 ya no son delincuentes sólo para la SGAE. También los son para la intrépida policía británica, que no vacila si tiene que reducir por la fuerza al que lleve uno en el bolsillo. Eso es lo que le sucedió a Darren Nixon, el (¿presunto?) criminal que ves en la foto de arriba, armado con su reproductor Philips de 4 gigas.
Si terminas de leer la noticia, verás que la cuestión del asunto es que confundieron el reproductor con una pistola. Que también hay que ser un poco g********s, la verdad...