La nueva directiva introduce un plazo de catorce días como límite para devolver cualquier producto comprado a distancia y especificar el coste de la devolución, una medida que afecta especialmente a los bienes adquiridos a través de la red. Si el vendedor no indica las condiciones ni la posibilidad de devolución, el consumidor no estará obligado a hacerse cargo de los costes, y el plazo de catorce días se ampliará hasta un año. No obstante, la directiva contempla una serie de excepciones. Así, los productos digitales como la música, películas o el software quedarán excluidos.