ROMA.- La Federación Italiana de Fútbol (Federcalcio) abrirá una investigación contra el centrocampista del Lazio Paolo Di Canio por unos gestos fascistas que realizó tras la victoria de su equipo en el derbi contra el Roma. Al término del partido del jueves, en el que el Lazio se hizo con el triunfo por 3-1, el jugador corrió hacia sus aficionados, situados en el fondo norte, para celebrar el resultado con el saludo fascista.
Las fotografías fueron publicadas el sábado por los periódicos italianos y mostraban claramente a Di Canio saludando a la multitud al estilo fascista, un saludo brazo en alto usado por los seguidores del ex dictador italiano Benito Mussolini.
"El señor Paolo Di Canio, sobre el final del partido, consiguió con sus gestos privar a su propio equipo de poder celebrar una victoria legítimamente conseguida en el terreno de juego", declaró Franco Baldini, director deportivo del Roma. El dirigente resaltó que el jugador regaló "todo un repertorio de gestos" que enviaron al mundo una imagen de Roma que no era "cierta". Además, Baldini cree que Di Canio pudo instigar "a la violencia" y que su actuación podría considerarse "como apología del delito".
"El Lazio venció legítimamente, pero muchos perdieron. Perdió el Roma y perdió Roma, perdió sobre todo Di Canio, perdí yo... la esperanza. Pero que no se preocupen, no replicaré a las numerosas contestaciones que habrá. Por mi parte esto se acaba aquí", sentenció el dirigente romanista.
Quien sí pareció disfrutar con la polémica conducta de Di Canio fue Alessandra Mussolini, nieta del ex dictador y de ideología de extrema derecha. La descendiente del líder fascista alabó la actitud de Di Canio. "Fue muy hermoso, el saludo romano, me encantó", dijo. "Le escribiré para darle mi agradecimiento", añadió.
Di Canio, sin embargo, negó que su gesto tuviese cualquier connotación polmtica: "Soy un profesional del fútbol y mi celebración no tuvo nada que ver con la política, en particular con lo expresado por la señora Floriani", declaró el futbolista al diario deportivo Gazzetta dello Sport, empleando el nombre de casada de Alessandra Mussolini.
# Indignación política
Pero el ministro italiano de Asuntos Europeos, el conservador Rocco Buttiglione, dijo que el saludo tuvo un significado real. "El saludo romano vuelve a producir dolor en la memoria de muchos italianos. El deporte pretende unir a la gente, pero los símbolos de la terrible guerra civil sólo pueden dividir", explicó. "Debería pensar en los hijos de aquellos que murieron y lo que sería para ellos ver esto", añadió.
El político de centro-izquierda Enzo Foschi dijo que respetaba a Di Canio como futbolista pero que le aterraba su gesto. "Ese saludo no puede pasar inadvertido. Le da legitimidad al fascismo, una ideología sangrienta y tiránica", dijo.
Di Canio, que ha pasado por el Celtic escocés y los equipos ingleses Sheffield Wednesday, West Ham United y Charlton Athletic, nunca ha escondido sus filiaciones políticas. Él mismo fue un 'ultra' duro del Lazio en su juventud y en su autobiografía reconoció su "fascinación" por Benito Mussolini. Decía que el dictador había sido "incomprendido profundamente" y que "básicamente fue un individuo ético y con principios".
# Un gol al Roma 16 años después
El Lazio, que ejercía como anfitrión, ganó por 3-1 el derbi capitalino ante un Roma que partía como favorito. Los goles del partido que cerró la decimoséptima jornada liguera italiana (la primera del año 2005) fueron anotados por Paolo Di Canio (m.29), el brasileño César (m.74) y Rocchi (m.85), por el Lazio; y Antonio Cassano (m.68), por el Roma.
El 155 derbi romano (123 en liga) supuso el exitoso debut como entrenador del Lazio de Giuseppe Papadopulo, que en pleno parón navideño sustituyó al destituido Mimo Caso, y el pique previo al partido de los dos capitanes (el lacial Di Canio y el romanista Francesco Totti), que durante la semana se habían lanzado alguna que otra 'lindeza' verbal sobre la capacidad intelectual del rival.
En el minuto 29, el Lazio encontró el justo premio a su mayor ambición: ante un excelente pase vertical lejano de Liverani, Di Canio ganó el desmarque a Panucci y Mexes, y tocó lo justo el balón ante la salida de Pelizzoli. Dieciséis años después, en la misma meta, y tras un largo periplo en Inglaterra, Di Canio se reencontraba con el gol en un derbi liguero romano y demostraba ganas y sentir este tipo de partidos. Tras el partido no pudo reprimir su euforia y empañó la 'fiesta' deportiva con los polémicos gestos.