Me alegro, aunque no creo que quien le suceda vaya a cambiar nada el panorama, más que nada porque el tal Ignacio hará lo mismo que ella o peor.
Estaría bien encontrártela un día de funcionaria en modo ventanilla y tomando cafés, aunque me imagino que ya tendrá suficiente pasta como para no tener que volver a trabajar.
Por lo menos ya no tendremos que aguantar sus caras de autosuficiencia y sus mamandurrias. Ahora sí, a ver a qué personaje ponen...