A mi me pasó igual con mi ordenador.
Empecé en Windows 8 (si no recuerdo mal, si no puede que fuera el 7), y al pasar a Windows 10 me daba bastantes tirones. Tardaba en arrancar, los programas tardaban la vida en abrirse...
Investigando vi que era por el disco duro. Estaba al 100% casi todo el tiempo, y por muchas cosas que desactivara (Antivirus, etc), había procesos de Windows que chupaban una barbaridad. No sé si eran actualizaciones pendientes (que aunque no las veas están ahí), o cosas de registros.
La cuestión es que era una pena que el ordenador era bastante bueno, pero el disco duro lo frenaba una burrada.
Al final hice lo que te ha dicho el compañero le puse un SSD y dejé el disco duro que traía para meterlo en una caja externa. El resultado fue increíble, es que no parece ni el mismo ordenador. De tardar un par de minutos en encenderse y cargar todo, a que sean apenas unos 7/8 segundos. Los programas van como un tiro, no tarda nada en abrir las cosas...
Eso sí, la gráfica es la que es, el procesador es el que es, y la RAM es la que es. El disco duro ha mejorado una barbaridad, pero llegará hasta donde dejen el resto de componentes. Con esto quiero decir que los juegos por ejemplo se me abren muy muy rápido, pero no se me va a ver mejor ni va a ir más fluido por arte de magia.
Un saludo