Voy a decirlo desde el principio. No soy fan de los Stones. Es más, hasta hace muy poco los detestaba, considerándolos una banda de carcamales drogadictos sobrevalorados. Pero me hallaba totalmente equivocado. Después de leer maravillas sobre su discografía, me hice con el Let It Bleed, el Exile on Main Street y con éste. Aunque no era el que en principio más me atraía de los tres fue el primero que puse en mi itunes.
Comenzaba con Sympathy for the Devil, un tema que no necesita presentación. La leyenda que le rodea hace que podamos considerarlo un clásico universal, como un Yesterday, un Like a Rolling Stone o un Stairway to Heaven. Esas percusiones marcan el comienzo de una de las mejores progresiones de la historia del rock, con esas maracas, el piano, el uh uh de los coros y, sobre todo, con ese espectacular sonido de guitarra obra de Keith Richards. La letra, basada en El maestro y Margarita, del escritor ruso Bulgakov, narra las andanzas de un Satán bajado a la tierra en forma de hombre educado y de buen gusto, fue polémica como pocas. Con semejante canción el álbum ya habría merecido la pena, pero lo que le sigue no le desmerece. No Expectations es una maravillosa balada de sonoridades cercanas al Country con la genial slide guitar de un Brian Jones en las últimas y la emotiva melodía vocal interpretada por un Mick Jagger en estado de gracia. La siguiente, Dear Doctor, busca un sonido folkie y una letra humorística con un resultado notable, tiene a un Jagger poniendose en un papel femenino (Con agudos incluidos) durante un momento de la canción haciendo de esta canción uno de los momentos mas divertidos del album. Parachute Woman un buen tema bluesero hasta la médula, en el que la pareja Richards/Jagger se encuentra como pez en el agua y, para mí esa guitarra potente y distorsionada es uno de los primeros ejemplos de sonoridades hardrockeras. En Jigsaw puzzle destaca una excelente línea de bajo que recuerda a la anterior No Ecpectations por la slide guitar obra de Jones. En la posterior Street Fighting Men encontramos los suficientes elementos para hablar de joya musical. Originalidad, potencia, una guitarra espectacular, una batería arrolladora, una letra revolucionaria (Nunca mejor dicho) Perfecta. Prodigal Son es un blues tradicional bíblico que encaja como un guante en el estilo del disco. Stray Cat Blues es un tema tan polémico en su letra (Relación entre un adulto y una adolescente) como rockero en lo musical. Factory Girl se acerca a los sonidos tradicionales británicos, con mandolina y violín, haciendo un tema redondo. Para terminar está Salt of the Earth, una brillante composición llena de matices y que supone un final perfecto para un disco genial.
En resumen, una obra maestra como una casa, para mí el mejor disco de los Stones.