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Hace muchos años, cuando yo sumaba 8 primaveras, mi tío de 28 se fue de viaje a Argentina y, tras un segundo viaje volvió casado con una preciosa chica de 18 (mis respetos tío, lo bordaste).
Creo que desde el primer momento acabé prendado de ella. Claro que con 8 años pues... bueno, no le das más importancia.
El problema fue que pasaron los años, uno pasa la infancia, la pubertad y va madurando y el sentimiento siguió ahí.
En mi familia nunca hemos sido de reuniones sociales. Sólo nos vemos 4 o 5 veces al año. Es decir, en los cumpleaños de mis abuelos, navidades, y más cumpleaños. Eso hacía que durante mi vida a mi tía la haya visto 4 o 5 veces al año.
Ocurrió que, cuando me hice más mayor vi que el trato que recibía de mi tía era diferente. Absolutamente todo en nuestra relación eran indirectas, dobles sentidos, abrazos,... Hasta que tuvo un accidente con la moto. Yo tenía unos 23, ella 33 y tras la caída le pusieron un clavo en la clavícula que parecía robocop.
Yo me pasaba a verla, veíamos películas,... y el ambiente era raro.
Ella bajaba las persianas, en un sofá tan largo como un día sin pan nos sentábamos muy juntos, estábamos cogidos de la mano, todo eran miradas, caricias, indirectas, dobles sentidos... pero sospecho que al final nos cagamos los dos. Yo tiré la piedra preguntándole por la situación, intentando saber qué es lo que debía deducir de ese contexto, pero ella salió por la tangente y al final se quedó en nada.
Al despedirnos tras la comida de año nuevo me imprecó que la tenía abandonada, que no le escribía nunca, etc etc..
Yo le respondí que hacía tiempo que le había dejado claro mi punto de vista y que fue ella la que no contestó (refiriéndome a la escena con las pelis y a algunos mensajes posteriores). Me dijo que tenía razón pero en ese caso tal vez me escribiría para quedar. Antes de irme le respondí que le tomaba la palabra.
El martes día 4 le mandé un mensaje recordándole que le había tomado la palabra y que seguía a su disposición y ella me dijo que no, que mejor no porque eso era muy peligroso. Joder, blanco y en botella. Tenía que presionar y lo hice. Y finalmente logré que quedásemos el miércoles 5.
Fui a recogerla al gimnasio y nos fuimos a tomar un café a una cafetería en un barrio apartado. Ella nuevamente se cagó, pero finalmente hablé con sinceridad, se lo solté todo, lo que había sentido desde la infancia, lo que seguía sintiendo a pesar de habernos visto como mucho 100 veces en todos estos años y también lo que pensaba que ella sentía. Y finalmente lo logré. Logré que ella confesase lo mismo. El resultado... sus labios. Tarde, muy tarde. Pero mucho mejores de lo que habría imaginado nunca.
Quiero a mi chica, de verdad, pero...en cierto sentido esto era una cuenta pendiente que tenía que ser saldada. Además, soy realista. Aunque pasase lo mejor no puedo estar con mi tía. Las circunstancias...lo impiden. La única solución es seguir con nuestras vidas y, como mucho, vernos esporádicamente. Aunque lo de ser amantes.. tampoco sonaba tan mal.
En todo caso volvamos a la historia.
Ella iba con hora y tenía que volver pronto, pero si no habría pasado mucho más. Ambos lo sabíamos. La dejé cerca del gimnasio, donde ella coge el autobús para volver a casa y por el camino estuvimos tocándonos, besándonos y sonriendo como dos idiotas.
En última instancia sólo hicimos lo que dos adolescentes cualquier sábado, pero todo el sentimiento, todo el deseo que había tras nuestros actos.... Casi era como haber llegado hasta el final.
¿El problema? El hambre. La adicción. La necesidad de más. Y, naturalmente, su miedo.
Desde ese momento ella entra en una montaña rusa en la que sabe que de una forma u otra me quiere, sabe que quiere quedar conmigo pero teme todo lo que nos rodea, todas las implicaciones y todo lo que haremos si volvemos a vernos.
Pasan varios días de "sí quiero, ahora no quiero, ahora sí, ahora no" que a mí hacen que se me pare el corazón varias veces. Estamos a viernes 13.
Como veo que mientras no nos veamos la cosa seguirá así hasta estancarse y volver a la neutralidad de los años anteriores decido jugármela y voy a esperarla nuevamente al gimnasio, esta vez a mitad de su camino de vuelta a casa. Le digo que estoy ahí, que es libre de irse a casa o de venir a hablar conmigo. Finalmente viene.
Hablamos, tomamos un café y nuevamente perdemos la cordura en mitad del casco antiguo escandalizando en una calleja a un montón de musulmanes que salían de una mezquita.
Besos apasionados hasta cortar la respiración, abrazos, tocamientos,...Pero sin poder acabar porque...joder, estábamos en la calle y cerca de su casa (y por consiguiente de la de mi tío, de la zona donde viven sus amistades,...)
Tras eso vuelve otra vez al arrepentimiento, a decir que no se atreve, que no puede, que lo tiene decidido,... hasta que esa misma noche volvemos a hablar estando en la cama y la conversación se calienta hasta un nivel capaz de sonrojar a una telefonista de una línea caliente.
El sabado 14 nos toca vernos otra vez en convención social. Es el cumpleaños de mi abuelo (91 años!) y ella ese día se ha levantado totalmente en negativo.
En la mesa disimulamos muy bien, pero por más que ella diga que no quiere nada sus ojos y sus labios la delatan. No nos quitamos la vista de encima en toda la comida. Nos devoramos con los ojos. Y cada vez que me mira sus labios dibujan una peligrosa sonrisa a la que a mí me resulta imposible no responder.
Hay un momento que veo que va al baño. Haciendo la 13-14 a los pocos minutos voy yo también y la espero, logrando hablar un poco.
Le digo la verdad, que si de verdad no quiere nada que lo respeto, pero entonces que me diga por qué no hacemos más que mirarnos, por qué cuando han venido y nos hemos saludado ella me ha abrazado, ha cerrado los ojos y me ha olido hasta empaparse de mi aroma. Le pregunto también que por qué ahora mismo está sonrojada. Le tiembla la mano. Se la cojo y se la beso. Sonríe nuevamente como las dos veces que nos hemos visto.
Ella me dice que sí que quiere, pero que no puede, que tiene miedo. En todo momento me deja claro que el único sitio en el que quiere estar es entre mis brazos, pero que le da miedo y que por eso mejor no seguir viéndonos. Volver a como estábamos antes. Lo dejamos ahí, porque toca volver a la mesa y pasar más rato fuera podría ser sospechoso.
Yo respetaré su decisión
kitinota escribió:Yo te voy a dicer algo muy diferente a los compañeros:
He leido la historia y te entiendo, y para no alargarnos te diría lo que yo haría, le diría de quedar como fuera (incluso diciendo "ahora o nunca") y si quiere quedar pues pilláis una habitación de hotel, hacéis eso que tengais que hacer, y una vez hecho recapacitáis, veis si os interesa seguir y, evidentemente dejar a vuestras respectivas parejas, o no volver a estar juntos nunca y seguir cada una con su vida. Creo que no hay mas opciones, lo ser "amante" nunca acaba bien para nadie
martuka_pzm escribió:
Sabéis que el resto de personas no son esclavos pendientes de vuestros deseos verdad?
Si quiere o ha querido un poquito a su pareja que la deje y le haga un favor. Eso sí, antes de seguir poniéndole los cuernos.
kitinota escribió:martuka_pzm escribió:
Sabéis que el resto de personas no son esclavos pendientes de vuestros deseos verdad?
Si quiere o ha querido un poquito a su pareja que la deje y le haga un favor. Eso sí, antes de seguir poniéndole los cuernos.
Es tu punto de vista, y el mio es diferente, ambos son igual de respetables y no creo que merezca que me digas que tengo muy poca vergüenza, no me conoces de nada, con decir que no te gusta mi punto de vista habría creo que habría sobrado
@ntuan escribió:Lo mejor que podeis hacer es iros a vivir juntos a otra ciudad distinta. Le hareis un gran favor tanto a tu "¿novia?" como a tu tio.