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Principios del s.XIX. Imagine ser el protagonista de un macabro espectáculo. Todo el mundo aplaude y le mira. Esta noche le van a amputar un brazo, sin anestesía, completamente consciente, mientras grita desgarradamente. Al cirujano no le llevará más de un minuto practicar la intervención, que la ofrece al público como si de una actuación se tratara.Así eran las intervenciones a principios del s.XIX en Londres. La gente acudía a los quirófanos atraidos por el morbo, los gritos de dolor extremo. Las operaciones podían realizarse con éxito pero mucha gente moría al no poder soportar el dolor, otros se suicidaban el día antes de la intervención, otros acudían borrachos, cosa que a los cirujanos no les gustaba porque dificultaba la tarea de saber si el intervenido continuaba vivo. En la camilla se tumbaba al paciente, el matasanos agarraba el bisturí como si de un cuchillo de caza se tratara, mientras que sus ayudantes sujetaban al paciente para que se “retorciera” lo menos posible durante la rápida pero eterna intervención. La gente temía las operaciones, y por miedo a ellas convivían con tumores que en algunos casos, como en el de los ovarios de las mujeres, llegaban a alcanzar tal tamaño que tapaban sus piernas hasta los tobillos, o como en el caso de algunos hombre con tumores en los testículos, los cuales se valían de una carretilla para andar.
Entre éste ambiente digno de una ejecución medieval destacó el cirujano escocés Robert Liston. Con la entereza con la que un gladiador se entrega a su público, Liston actuaba para la galería, en quirófanos abiertos al público, con pequeñas grandas a distintas alturas, que rodeaban a una pequeña camilla de madera donde se situaría el desgraciado. Nunca se lavaba las manos antes de operar, pero salvaba vidas. Realizaba operaciones que otros cirujanos no hacían: arrebanaba miembros, extirpaba tumores y eliminaba sangre coagulada. Todo con el paciente en plena consciencia, mientras gritaba. A Liston poco le importaba esto, se preocupaba por impresionar a su público, volviéndose a ellos decía “señores, cronometrenme”, e intentaba batir el record de su anterior intervención, operando a toda velocidad antes de que el paciente muriera de dolor. Era tal la brutalidad de las operaciones que a uno de sus ayudantes le cortó dos dedos por accidente.
Liston practicaba una incisión en la carne, alrededor del miembro, serraba el hueso, suturaba las heridas para detener el torrente de sangre que en algunos casos salpicaba al morboso público y luego, tras los 25 segundos de intervención, les enseñaba el miembro como el que muestra un trofeo. Tenía una técnica particular, y a pesar de lo desgarrado que pareciera, era un gran y experimentado cirujano que escribió varios libros para el gremio.
Un paciente de Liston aceptó la cirugía, se iba a someter a la extracción de una piedra en la vesicula, especialidad del cirujano, que extraía introduciendo una barilla por el pene empujándola hasta una incisión realizada en la pierna, por donde saldría la piedra. El paciente se asustó tanto que se encerró del baño. Liston no podía defraudar a su público, tiró la puerta del baño y arrastró al paciente hasta la mesa de operaciones, el público aplaudió y comenzaron los gritos.
La clase médica odiaba a Liston, se llegó a decir que profanaba las tumbas de los cementerios para perfeccionar sus técnicas valiéndose de cadaveres.
En otras ocasiones era el propio Liston el que renunciaba al espectáculo y visitaba al paciente en la salubridad de sus viviendas. Como decía un anestesista Británico: “Antes de las operaciones, el paciente esperaba al médico como si fuera un reo a punto de su ejecución. Contaba los días y las horas hasta que oia en la calle la voz del cirujano. Lo veía llamar a la puerta, y tras escuchar sus pasos encontrarlo en su habitación, desenvolviendo sus instrumentos de tortura. El paciente indefenso se revolvía, se enfrentaba contra los que lo sujetaban y ataban y finalmente, se sometía ante el bisturí“
No os perdáis este fragmento del documental “historia de los anestésicos” [+18]:
http://www.tu.tv/videos/la-historia-de-los-anestesicos-docuFuente:
http://www.moonlanding.es/?p=35