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A los pocos minutos de anunciar su precandidatura para la Presidencia de Estados Unidos en 2016, después de divagar sobre el Estado Islámico y Japón, Donald Trump, magnate inmobiliario, 69 años, neoyorquino, arrojó una bomba mediática en el rascacielos Trump Tower de Manhattan: “México nos manda drogas, crimen y violadores”. Aunque el desprecio al inmigrante es un sentimiento generalizado entre presidentes estadounidenses y el sector conservador de ese país, las palabras del multimillonario sonaron novedosas. Y sonaron así porque esta vez no fue un secreto a voces: hubo voz y rostro.
Veinte días después de las declaraciones toda la prensa en español de América se encuentra sofocada por una espiral de reacciones. Tanto así que este artículo, y cualquier otro sobre el tema, tiene su fecha de caducidad asegurada. La recopilación de lo que ha sucedido muestra que Univisión, la cadena de televisión en español más grande de EE.UU., abrió el camino del boicot latino contra Trump al romper sus relaciones comerciales. Luego NBC Universal, propietaria de Telemundo, la segunda cadena en español con más eco en ese país, anunció que no emitirá Miss Universo ni Miss USA, concursos de los que el magnate es copropietario, además de que cancela su participación en The Apprentice (El aprendiz), donde fue juez y presentador durante las seis temporadas que completa el reality show.
Día tras día el sabotaje acumula adeptos: cuatro conglomerados de medios (Ora TV y Televisa, además de las ya citadas Univisión y NBC), las asociaciones profesionales de golf en EE.UU. (US PGA, PGA of America, U.S. Golf Association y LPGA Tour), la categoría automovilística más comercial de ese país (Nascar), una cadena de tiendas de ropa (Macy’s), una cervecería (5 Rabbit) y una marca de colchones (Serta) han soltado la mano del hombre que encarna al clásico tiburón estadounidense de los bienes raíces.
Por lo demás, ni México ni Panamá ni Costa Rica enviarán participantes a Miss Universo. Bogotá retiró su candidatura para ser sede del concurso. Los presentadores y las funciones musicales programadas para Miss USA cancelaron su intervención. Los famosos también entraron al oleaje de críticas: “Querido Donald Trump. Mi hija es mitad mexicana. Parece que su único ‘problema’ es que habla dos idiomas y no tiene ni tres años”, tuiteó el director y comediante estadounidense Rob Schneider. La ex Miss Universo Alicia Machado, por su parte, dijo saber de tiempo atrás quién era el neoyorquino: “Una rata nazi y detestable”.
Trump, el activista de la fachada mediática, detonó esa reacción en cadena con una falacia. Un artículo de The Washington Post, publicado el 2 de julio y escrito por Philip Bump, cita al profesor de sociología de la Universidad de California Rubén Rumbaut para afirmar que Trump está equivocado: “Los datos del censo y una amplia gama de otros estudios empíricos muestran que las tasas de encarcelamiento entre los hombres jóvenes son más bajas para los inmigrantes, incluso aquellos que son menos educados. Esto es válido especialmente para los mexicanos, salvadoreños y guatemaltecos, que constituyen el grueso de la población indocumentada”.
Por su parte, Jörg Spenkuch, profesor asistente de economía gerencial en la Universidad del Noroeste (Illinois), dice que encontró una leve correspondencia entre la inmigración y el crimen de propiedad, pero que “no hay esencialmente ninguna correlación entre inmigrantes y el crimen violento”. ¿Por qué ha sido tomado en serio el ejecutivo que le pidió a Barack Obama que mostrara su partida de nacimiento para comprobar que no era africano? ¿Por qué las noticias que llevan su apellido son número uno en La Opinión de Los Ángeles, el diario en español de mayor tiraje en EE.UU.? El veterano editor Rem Rieder escribe en USA Today que Trump “no es un candidato serio, es un ladrador de carnaval. Es adicto a llamar la atención sobre sí mismo. Sin embargo no puede ser ignorado totalmente, por muy atractiva que sea esa opción”.
El boicot latino no parece vaticinar el hundimiento de este lobo de Wall Street. Trump no se retracta: sigue dando trompadas, es decir, sigue alimentando la espiral publicitaria. “El crimen se está propagando y es violento. La gente no quiere hablar de ello y si lo haces eres un racista. No lo entiendo”, dijo en una entrevista con la cadena Fox. A la Miss Universo colombiana Paulina Vega también le enseñó su puño: “Me critica por decir la verdad sobre la inmigración ilegal, pero luego dice que se queda con la corona. Hipócrita”.
Las finanzas del fundador de Trump Organization se trastocarán un poco. Un tercio de los espectadores de Miss Universo, por ejemplo, son latinoamericanos y, según el último censo realizado en EE.UU., hay 54 millones de hispanos en ese país, el 17% de la población. Se estima, además, que ha perdido unos US$80 millones por romper relaciones con sus socios comerciales, aunque no se ha tasado una cantidad exacta. Sin embargo, su fortuna asciende a US$8.700 millones, según el documento publicado con el anuncio de su precandidatura. Por lo demás, Trump avista posibilidades de recuperar (incluso multiplicar) la fuga de capital: ya interpuso una demanda de US$500 millones a Univisión por incumplir su contrato y prepara otras más para las empresas que quebraron contratos blindados.
El gurú de la atención mediática parece ganar más de lo que pierde. Cuando lanzó su campaña, las encuestas lo enviaron al noveno puesto de los 14 candidatos a la nominación presidencial por el Partido Republicano. Hoy, según una encuesta elaborada por el canal CNN, Trump es la segunda opción de su partido con el 12%, después del exgobernador de Florida Jeb Bush, que se encumbra con el 19%. A corto plazo estas cifras resultan relevantes para el magnate. El primer debate de candidatos republicanos lo organiza la cadena Fox el próximo 6 de agosto. Entre 16 plazas sólo hay lugar para 10. El método para seleccionarlos es su ubicación en los sondeos.
Donald Trump, con su llamado a los EE.UU. xenofóbicos, se empecina en legitimar su discurso para insertarlo en la conversación pública, para efectos de que el 6 de agosto, por ejemplo, se discutan con naturalidad preguntas como: ¿por qué no se alza un gran muro divisorio en la frontera sur para evitar el paso de “terroristas”? ¿Por qué, además, no hacemos que lo costeen los mexicanos?
La respuesta de Paulina Vega
La colombiana Paulina Vega se ha visto entre la espada y la pared después del escándalo de Trump.
La reina ha recibido distintas críticas por no renunciar a la corona de Miss Universo en apoyo a la comunidad latina a la que pertenece. El primer pronunciamiento acerca del asunto que protagoniza el propietario del concurso de belleza lo hizo en su cuenta de Instagram: “Encuentro los comentarios del Sr. Trump injustos e hirientes. Como colombiana y como Miss Universo quiero mostrar mi apoyo y avalar los sentimientos de la comunidad latina”.
Luego de este comentario Donald Trump arremetió contra ella tachándola de hipócrita en su cuenta de Twitter. Comentario que no pasó desapercibido a todos los medios de comunicación que siguen en la apoteósica tarea de cubrir el mínimo detalle de este escándalo.
Después de las diferentes presiones y los comentarios del millonario estadounidense, Paulina Vega dijo para la W: “Es un tema muy delicado. Pienso que a algunas personas se les olvida que yo firmé un contrato. No es así de fácil y obviamente no estoy de acuerdo con lo que dijo el señor Trump y el hecho de no renunciar a mi corona no quiere decir que no me mantengo en mi posición de todo lo que dije”.
Vega dijo que todo “se ha vuelto una bola de nieve, cada vez pasan más cosas. No tiene sentido que Donald Trump me llame hipócrita por el hecho de no renunciar a mi corona. El Miss Universo existía antes de que él fuera dueño y seguirá existiendo si él deja de ser dueño algún día. No voy a cambiar todo lo que está pasando en mi vida, todo por lo que he luchado, por una campaña política”.
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