A las buenas noches. Antes de nada, decir que este es un hilo del tipo "desahogo". Es decir, que tuve un problema pero ya está arreglado, sólo necesito contarlo para recuperar mi buen karma. Como ya está solucionado, podéis reiros cuando acabéis de leerlo. Al turrón.
Hace unas tres semanas que me invitaron a pasar un finde en la torre de una amiga, in the middle of the forest. Muy bucólico y tal.
Por supuesto acepté, además mis papis y mi hermano estaban fuera y no me apetecía quedarme en Barcelona.
Ese finde fue una pasada: montaña, tenis, piscina por el día; y alcohol, poker, alcohol, música a todo volumen, alcohol y escondite por el bosque por la noche. Ah, también bebimos algo de alcohol.
Y llegó la hora de volver. El viaje muy bien, unas cervecillas en una terraza ya en Barcelona y pa casa. (Recordemos que en ese fin de semana en mi casa no había nadie)
Pues nada más cruzar la portería de mi escalera noto un olor raro. Como a mierda.... "coño que peste" me dije.
Llegué a mi rellano y me encuentro que está mojado con agua marrón y la peste es superior. Mal rollo. Pero lo peor estaba por llegar...
Abro la puerta de mi humilde morada y una ola de agua marrón putrefacta sale a recibirme a la altura de los tobillos. Sí señores, un escape de aguas fecales en mi casa. Por qúe en mi casa? "por que vives en un primer piso sin entresuelo, y es lógico que si está embozada la cañería de la mierda suba hasta tu piso" me diréis. Pero es que hay cuatro casas en el rellano!! Y me tocó a mí!!
Ahí sí que olía que alimentaba. Me apresuré a cerrar la puerta para que no saliera más Cacagua (la llamaremos así) y fui derecho al cuarto de baño. Y ahí estaba... la taza regalimando la susodicha cacagua.
De piedra me quedé. No sabía qué mierda (je) hacer mientras la cacagua se extendía por la casa. Por suerte, parecía que el escape acababa de empezar, así que aún no había llegado ni al salón, ni a la habitacíon de mi hermano, ni a la cocina, ni a la parte que no debía permitir que se encacaguase o encacaguara: la habitación de mis padres.
"esto será una carrera contrarreloj" me dije con la cacagua hasta los tobillos. Primero, cerrar las puertas y colocar toallas en las puertas de las zonas no contaminadas. Hecho.
Segundo, poner una toalla en la puerta que da al rellano, que no salga más cacagua. Hecho. Hecho? no. En ese momento pican al timbre. Mierda. Las vecinas que han notado el olor y han visto el suelo del rellano lleno de cacagua. Intento explicar a través de la puerta todo lo rápido que puedo la situación, y que no puedo abrir la puerta por razones obvias. "Que?, no señora Carmen, no necesito ayuda, gracias". Decir que en este punto ya estaba de los nervios, y lo último que quería era hablar con gente y menos verla.
En este instante, Dios (llámale Dios, llámale Equis) me echó un cable y el cuerpo extraño que obstruía la cañería pareció encontrar un hueco, se esfumó, y el torrente de cacagua cesó en su empeño de ver mi casa. Una buena noticia.
El resto es fácil de imaginar: Yo con un cubo y una fregona recogiendo cacagua durante cerca de dos horas y media. Después, poco a poco la peste fue desapareciendo. El rellano lo limpiaron las vecinas mientras yo peleaba contra la cacagua, muy majas ellas.
Eso sí, hubieron bajas: las toallas que utilicé como muro de contención las tuve que sacrificar. Por mucho que las limpiara no me hacía a la idea de volver a usarlas para que tocaran mi piel. Y también me tuve que deshacer de un muñeco de cartón del Onimusha a tamaño natural que había en mi habitación, al pobre se le deshicieron los pies bajo ese manto marrón de cacagua.
Hubo final feliz. Cuando al día siguiente llegaron mis padres y se lo expliqué todos reíamos y hacíamos broma. Parecía el final de una serie costumbrista-cómica americana. Una imagen patética....