-Que mierda decís
-Te lo digo en serio, Marcelo. Lo vieron anoche
-Joder. ¿Y vos no podías guardarte la mierda para después del funeral?- El más alto de los dos hombres sacó una pitillera plateada- Si es que en este puto país nadie sabe un carajo de como tienen que ir las cosas...¿Querés un pucho?
-No gracias no fumo- Dijo el chico
-¿Decís?
-Que no fumo, Marcelo.
-No te enojes, ¿Vale?. Yo no soy culpable de que tu vida no valga dos pesos
El chico no dijo nada, pero bajó la cabeza.
-¿Y donde se supone que está?
-En el vagón abandonado. Dos cuadras más al sur de la planta de tu viejo
-¿No querrán meter al viejo en esto?
-¡No gay! ¿Como pensas?
-Yo que sé. Te digo que aquí todo va de mierda...
-¿Y bien?
-Dile que voy. Que me espere de noche. Primero tendré que ir a ver qué pasó con el cuerpo. ¿Seguro que sigue en el tren?
-Sí
-Bien, pues vuelve a tu casa y olvidate de esta mierda...
-Vale
-Lo digo en serio, joder
-¡Que ya entendí!
El chico se largó bajando la colina. Y allí quedo el Comisario Marcelo, "el hacha" como lo llamaban los gallegos, solo, de pie, dando la última calada, antes de ir a investigar la escena de un crimen que él mismo ordenó perpetrar.