Hola,
hoy os voy a hablar de mi punto débil: el amor.
En mis dieciocho años de vida sólo he tenido un novio como tal. Hace unos meses lo dejamos. Bien, todo normal, todo cotidiano, aunque para mí fue un dramón. Vamos, se me juntó con otras cosas y no me presenté a los exámenes del primer cuatrimestre de Universidad. Afortunadamente al final he aprobado el curso y con buenas notas; algunos sobresalientes y matrículas de honor.
La cuestión está en los meses sucesivos. Me sentía muy falto de cariño. Anhelaba esas poesías, esos amaneceres, esas caricias. ¿Qué hice? Buscar el cariño en líos esporádicos y sexo ocasional. Algo que en principio no es dañino; es natural. El problema es que yo trataba de alimentar un vacío de forma exprés, como el que se pide una hamburguesa en el McDonalds.
Con el tiempo mis heridas se han ido curando, y de hecho, en ese proceso me he dado cuenta de algo: esa vida sólo me hacía sentir más vacío. El sexo por el sexo no me llenaba, me parecía un placer ''muy banal''. Incluso me llegaba a dar asco. Lo único que me motivaba a ello era la sensación de estar olvidando el anterior amor, la sensación de libertad y el hecho de sentir que atraía a los demás tíos. Sin embargo, lo veía todo tan... ''animal''. No sé, respeto a la gente que puede sentir placer y ya está, es muy digno. Pero yo necesito algo más; un toque de romanticismo, de poesía, algo que no sólo satisfaga mis sentidos, sino también mi mente. Necesito sentir que hay un verdadero vínculo con el otro chico, una fuerza superior.
Ahora simplemente estoy en modo paciencia esperando que aparezca ese hombre tan especial.
De hecho, incluso me he vuelto más frío y racional para no sucumbir a la falta de cariño.
Pero... hay algo que me escama. ¿realmente hay alguien para mí?
Ya no uso Tinder. Ni Grindr. Ni nada. Pero en ese tiempo puede ver cómo esas aplicaciones era la mercantilización del amor en estado puro. El cuerpo era el foco del producto. Las descripciones una buena estrategia de markéting. La gente consumía los productos de tres en tres, como las uvas de un racimo. Veo Twitter y el amor se ha cosificado, instrumentalizado a una causa estética y caprichosa.
No digo que debamos sentir el amor al más puro Romanticismo decimonónico en el que el poeta se suicidaba. No planteo un punto de vista obsesivo, posesivo y repleto de un sentimentalismo dramático y desmedido. Tampoco quiero hacer ver que el amor sea algo necesario o que nos complete.
Sin embargo, y no sé si serán cosas de la edad, siento que la gente a penas le da trascendencia al sentimiento amoroso. Pienso que ya que se dispone a una relación amorosa, lo suyo es disfrutarla con magia, poesía, arte, naturaleza...
Otra cosa que me pasa es que a penas me importa el aspecto físico. No sé, me parece algo superfluo, perecedero.
¿No es maravilloso conectarte a otra persona por su esencia, por su espíritu?
Respeto, por supuesto, a los que se fijan mucho en el físico y demás. Al fin y al cabo la atracción sexual por aspecto físico es algo muy natural en el ser humano.
Mi frustración viene dada, más bien, por la falta de personas sensibles a la trascendencia. No sé, yo necesito a alguien a la que le guste el arte, la filosofía, la naturaleza. Alguien que sienta más allá de los sentidos. Las personas están borrachas de rutina y la monotonía que me inspiran me aborrece. Eso es algo realmente desesperanzador.