En una isla desierta en el medio de ninguna parte, naufragaron las siguientes personas:
dos italianos y una italiana.
dos franceses y una francesa.
dos alemanes y una alemana.
dos griegos y una griega.
dos ingleses y una inglesa.
dos búlgaros y una búlgara.
dos suecos y una sueca.
dos irlandeses y una irlandesa.
dos argentinos y una argentina.
dos catalanes y una catalana.
dos madrileños y una madrileña.
dos andaluces y una andaluza.
Un mes después en esta bonita y desierta isla en el medio de ninguna parte:
Uno de los italianos mató al otro por la mujer.
Los dos franceses y la francesa viven juntos y felices en un menage à trois.
Los dos alemanes llevan un estricto horario en el que se alternan para estar con la alemana.
Los dos griegos duermen juntos y la griega limpia y cocina para ellos.
Los dos ingleses esperan que alguien les presente a la inglesa.
Los dos búlgaros miraron primero al océano infinito, luego a la búlgara y entonces se echaron a nadar.
Los dos suecos contemplan la posibilidad del suicidio mientras la sueca les da la tabarra con lo de que su cuerpo es suyo y la verdadera naturaleza del feminismo, pero al menos no nieva y los impuestos son reducidos.
Los irlandeses comenzaron dividiendo su isla en Región Norte y Región Sur e instalando una destilería. Ellos no recuerdan si hay sexo a la vista, porque desde que se produjeron los primeros litros de whisky de coco hay una especie de neblina, pero por lo menos saben que los ingleses no están teniendo ningún tipo de actividad sexual.
Los dos japoneses mandaron un fax a Tokio y esperan instrucciones.
Después de un tiempo, se encontró a la argentina muy aburrida en un rincón de la isla, limpiándose las uñas con una ramita. Resulta que los argentinos ya no le dan pelota, y pasan todo el día hablando de fútbol y de lo estupendos que son haciendo el amor.
Los 2 catalanes y una catalana. Su hecho diferencial consistió en alquilar la catalana a los suecos, y usar ese dinero para financiar a los irlandeses la construcción de una planta de destilación en su parcela de la isla, donde ellos trabajarían solo a cambio de que las botellas de whisky de coco estuvieran etiquetadas también en catalán. Por supuesto, en el plano sexual, a dos velas.
Los madrileños se turnan para quedarse una de cada dos noches con la Mariela e irse la otra de copas con los irlandeses y poner a parir a los ingleses, italianos, franceses, alemanes y por supuesto, (y sobre todo), a los catalanes.
Los dos andaluces y una andaluza han conseguido que los irlandeses pasen de los catalanes y destilen una variedad de "fino de coco". De inmediato se han montado un calendario de fiestas en su isla: que si feria de abril, que si Semana Santa, que si día de Andalucía en el Exilio,... a las que se apuntan todos los demás. Por supuesto, todo sin ellos dar ni palo. La andaluza esta como un queso y ya le han prometido los madrileños que si se va con ellos a su isla (desde donde dicen, se gobiernan las demás, cosa con la que no coinciden los catalanes) tendrá todas las comodidades de la Capital.