Los tres viajeros se tomaron sus batidos encantados de la vida. Pood sorbía con pajita mientras miraba el techo con la típica expresión que solo los cangrejos pueden conseguir. Hablaron durante bastante tiempo de qué estrategia iban a seguir. Fred les informó de la existencia de un núcleo central donde se trabajaba día y noche para poner a cada puerta interdimensional los destinos que tenían. Allí decidían que puertas eran fijas y cuales debían cambiar.
-Allí le podremos seguir la pista a la persona que encontró tu portadedos- Explicaba Fred- y una vez lo hayamos recuperado, podrá devolverte a tu casa
Tom estaba entusiasmado, tanto, que no se dio cuenta de que su batido había acabado y sin querer, con la mirada fija en Fred, introdujo su pajita en el batido del cangrejo y siguió sorbiendo.
-Para eso tenemos que conseguir ir a una puerta de control, así nos redireccionarán al Nucleo Central
-¿Y donde hay una puerta de esas?
-En este mundo no lo sé. Voy a preguntar. ¡Ah!
-¿Qué te pasa?- Corrieron a preguntar Tom y Pood
-Nada, llamo a la camarera
-Ah, claro
-¿Sí?-Preguntó la siempre risueña Ah
-¿Sabes si hay una puerta de control en este mundo?
-No, no lo creo
-Crees que no la hay, o que no lo sabes
-Claro
-Bueno, y ¿sabes dónde hay alguna?
-Mirad, este mundo es solo la cafetería. La puerta principal da al mundo-ciudad de Freston. Ahí es donde vivo yo y seguro que allí hay muchas. Es una de las capitales más importante. Fíjense si es importante que...
-Muy bien, Ah. Gracias- Cortó Fred
Ah, se fue enormemente ofendida, pero esta vez, a diferencia del helecho, no pasó de ahí.
Tom apuró el batido de Pood que se había quedado dormido. Fred lo despertó y los tres se encaminaron hacia la puerta de la cafetería que, según les había informado Ah, les llevaría directos al mundo-ciudad de Freston.