Llevo mucho, muchísimo tiempo leyendo a don Arturo. Y la verdad es que me gusta cómo explica las cosas y cómo las cuentas, pero a ratos me encanta y a ratos lo detesto. Hace muchos años tapaba su natural soberbia, no sé si por rubor o por temor a caer mal de buen principio, con cierta timidez y excusas de escritor primerizo. Sus primeras patentes de corso eran o bien repletas de finísima ironía o bien descarnados relatos de guerra cotidiana contados con la crudeza y el distanciamiento de un reportero de la guerra de cada día. Ahora muchas parecen borbotones de violencia verbal y espontánea, tal vez no mal dirigida pero difícil de digerir.
Con sus libros me pasa igual. "El húsar" me entusiasmó, "Territorio comanche" me encantó y las policíacas o semipolicíacas "El club Dumas", "La tabla de Flandes" o "La piel del tambor" también me fascinaron aunque he de decir que cierto tono pomposo en las dos últimas y el hecho de que los protagonistas sean súper-cultos, y súper-ricos sin los problemas que la gente ordinaria encontraría para embarcarse en un misterio o en una aventura (detalle que odio en una novela) me pesaron. Pero las sucesivas novelas me fueron desilusionando: "Alatriste" estuvo bien, tal vez las dos primeras. Muy bien ambientadas (o no, mira, que no soy un experto en el Siglo de Oro pero mejor que "Águila Roja" son), excelente investigación, buenos cameos de personajes célebres... pero poca chicha.
Y así seguí, hasta que me compré "El Asedio" que el mismo autor califica de su "magnum opus". Pues don Arturo, macho, no podría haber aprovechado mejor los paseos por la Bahía de Cádiz ni peor las lecturas de juventud. Como novela histórica es una patata, como las superproducciones españolas: mucha (y muy buena) fotografía, excelentes decorados, trajes de época y lunares en el escote; pero historia de la de verdad, poca. Vale, es ambientación, en realidad es una novela policíaca. Pero es que tampoco sirve como policíaca: ¿dónde el misterio? ¿dónde el móvil, el asesino, el final sorprendete? ¿es la conclusión de que los crímenes policíacos no existen, que todo es sordidez y sinrazón? Y como novela de misterio o de suspense tampoco me vale: ¿a santo de qué el artillero francés y a santo de qué el taxidermista? ¿y el barquero?
No me gustó nada la novela, ni su planteamiento pero peor aún, se me hizo insoportablemente sosa y larga. En Alatriste puedes detenerte sobre las agudas descripciones de la que era nuestra España o en los retruécanos de esa lengua tan bella (y perdida) que hablaron ("-Duecientas mojadas vamos a tarascarles a estos señores en los cuajares, camaradas. Que aquí, el que no se va en uvas se va en agraz.
Tenía en la cara más puntos y marcas que un libro de música," [...] "-Os hacía apaleando sardinas, señor Cagafuego.") y te distraías de lo leeenta que iba la trama. O en las otras novelas, mientras los personajes perdían el tiempo en hondas reflexiones sobre lo cultos que eran, por lo menos ponderabas la trama y evaluabas tus conjeturas hechas hasta entonces.
Pero encuentro "El Asedio" infumable, lenta y aburrida. Un truñazo de libro, y es que parece que la "Maldición de la Academia" se cumple. ¡Zas! Dale un sillón a un escritor español mientras aún sepa qué mano es su izquierda y cual la derecha y ya lo tienes retirado para siempre.