No hay tregua en la industria de los semiconductores. Cuando ya se daba por hecho que finalmente 2022 sería un año de
transición más que de apaciguamiento y que las aguas no retornarían a su cauce
hasta entrado 2023, la firma de estudios
TrendForce ha detectado un nuevo factor imprevisto que podría incrementar los precios de procesadores y otro tipo de chips: la ausencia de gases nobles para su producción.
Según señalan los analistas de
TrendForce, Ucrania representa casi el 70 % de la capacidad global de gas neón, pero también proporciona en cantidades importantes otras materias primas como argón, kriptón y xenón. Si las tensiones con Rusia devinieran en conflicto bélico abierto, podrían producirse recortes en la producción y disponibilidad de esos gases, generando un aumento en los precios.
El informe señala que los fabricantes de semiconductores y las empresas proveedoras de gases tienen almacenadas cantidades suficientes para garantizar el suministro a corto plazo, por lo que en un principio no habría cortes en la cadena de producción, sino precios más elevados. Eso asumiendo que la industria pudiera proveerse rápidamente a través de fuentes alternativas o que el conflicto fuera de corta duración y/o alcance limitado.
El gas neón es utilizado por los procesos litográficos basados en luz ultravioleta profunda (DUV), que se encuentran entre los más extendidos. De forma más concreta, TrendForce señala que este elemento utilizado sobre todo en obleas de 8 pulgadas y 180 nm a 12 pulgadas y 1x nm, fabricadas con maquinaria láser de alta complejidad y que no puede ser sustituida.
Estas son muy malas noticias, puesto que hasta ahora los nodos más maduros y de mayor tamaño (por encima de los 10 nm) no tenían problemas de disponibilidad especialmente acuciantes. Además, representan una enorme cuota del mercado mundial: aproximadamente el 75 % según los datos de TrendForce. Chips Wi-Fi, RFIC, DRAM y la totalidad de la memoria flash NAND podrían verse afectados.
La situación política entre Ucrania y Rusia es en estos momentos extremadamente volátil y por tanto impredecible. Por ello, tampoco conviene dar por sentadas (ni descartar) nuevas dificultades en una industria que mantiene atenazadas a otras como las de la automoción y la producción de electrodomésticos, cuyas cadenas registran paros constantes debido a la falta de chips.
Fuente: TrendForce