No seré yo el más indicado para guiaros en el noble arte de la limpieza culil con chorrito porque yo no produzco ningún tipo de desecho orgánico, pero os aseguro que sentarse en un WC con decenas de botoncitos en kanji e imaginar que sólo uno de ellos desactiva la bomba es toda una experiencia.
Respondiendo a noeru_m: en efecto, muchos disponen de una cámara y un disparador con mirilla láser -ideal para hemorroides- y en el reposabrazos hay una pantalla para que apuntes hacia donde más gustirrinín te dé, lo mejor es que te dan puntos y hay hasta pantallas de bonus. Eso, que al consumidor le parece una cucada en cuanto a tecnología escatológica, no es más que una mera distracción: en realidad cada WC está conectado a internet y las imágenes de tu ojete se envían a 500 veces la velocidad del ADSL español a un servidor central que analiza las estructuras culiles del japonés medio. Luego esa información se usa para realizar mejores réplicas en látex de ojetes, puesto que las vaginas de plástico y las bragas usadas están pasando por un periodo de recesión y la industria pornográfica tiene que ponerse al día para salir de la crisis. Con lo que os gusta Akihabara, cuando vengáis dejaos de juegos y ñoñerías de ésas y entrad al primer sex-shop que hay nada más salir de la estación, ahí tenéis todo tipo de ojetes perforables para vuestras noches de soledad mientras contempláis una vez más las secuencias de los Metal Gear.
PD, ya que estamos: Cagar en uno de esos sin asiento es dificilísimo.