Aplauso a los organizadores, son unos genios.
Cogen a un montón de críos (282.000, qué pasada), los ponen a trabajar gratis y luego esos mismos niños son los clientes, porque claro, cómo vas a negarle al crío que vaya a ver lo que ha hecho: chantajean emocionalmente a sus padres, que aflojan la pasta, y así se ganan la entrada del crío, que con suerte va con el colegio, pero si no es así, también se ganan la entrada del papá, de la mamá, de la abuela...
Grandísima jugada.
Lo que no entiendo es que los adultos a cargo de los niños que deciden que esos niños van a colaborar con lo que sea no negocien previamente un incentivo. Si yo fuera la madre de uno de esos niños estaría pidiendo explicaciones, pero no a los organizadores, sino a los tontos que han permitido esa situación.