La sala era bastante pequeña, apenas cabrían más de cuatro personas tumbadas en el suelo. Tenía una especie de hamaca que debería hacer las veces de cama y una vela que le había dejado el ladrón. A parte de ello, la estancia era igual que la que habían tenido con anterioridad.
El tiempo pasaba lento, o por lo menos eso les parecía, pues no tenían ninguna referencia que les guiase sobre el paso de las horas. Edenma se había cansado de asfixiar a su padre y estaban los tres sentados apoyados sobre la pared, sin dirigirse la palabra. Parecía que cada uno estaba sumido en sus pensamientos, pero cuando le fue a hablar a Edenma descubrió que los dos estaban profundamente dormidos. “ Están preparados, sí señor”.
Empezaba a aburrirse. La verdad no hay mucho que hacer encerrado en una celda abierta mientras se espera que los que han elaborado el plan de huída vengan a rescatarte. Se puso de pie y dio unas cuantas vueltas a la pequeña estancia. Estaba ya por volver a sentarse cuando escuchó una suave melodía que provenía del exterior. Una melodía suave pero insistente resonaba por toda la sala. Con sumo cuidado se acercó a la puerta y echó un vistazo. Fuera no había nadie, pero la música se percibía cercana. Parecía producida por algún tipo de piano. Pero, quién estaría tocando un piano en aquel lugar. No parecía que allí abajo pudiese haber nada ni nadie con la cultura como para tocar un piano. Volvió a sentarse junto a sus compañeros de celda mientras parecía que aquel sonido se esfumaba poco a poco en las sombras de aquel húmedo y tenebroso lugar.
Sin embargo, la música continuó sonando y, para Karib, cada vez tocaba un poquito más fuerte, hasta que empezó a percibir claramente todas y cada una de las notas que producía aquel piano. Era un sonido melodioso y completamente armónico y parecía llenar el vacío que albergaba Karib en su corazón.
Poco a poco se dejó llevar hacia la puerta de la celda intentando escuchar un poco mejor la melodía. Apoyado en las barras que se interponían entre él y el pasillo sus ojos se cerraron llenos de placer y escuchó apenas sin respirar. Verdaderamente era una obra maestra. Quién sería capaz de componer aquello que resultaba tan hermoso para los oídos como su hermoso sueño lo había sido para sus ojos y su corazón. Se sentía de nuevo seguro y contento.
De pronto un repentino contraste de ritmo e intensidad sobresaltó a Karib de sus pensamientos y volvió a abrir los ojos. La puerta se abrió con el movimiento y el joven miró en silencio al pasillo. Quería, no. Quería no. Deseaba oír mejor aquella melodía. Pero no podía dejar a sus amigos allí, dormidos, a merced de Satertel. Podría ocurrirles algo si él se iba. Con esos pensamientos cerró la puerta y se dirigió de nuevo al lado de Edenma y se dispuso a sentarse. Pero, tan pronto como surgió aquel cambio de ritmo, volvió a sonar otro fuerte, pero que resonó en la cabeza del joven mucho más que el primero.
Volvió su mirada hacia el pasillo. La puerta estaba completamente abierta y el pasillo se encontraba a su disposición. Despacio cruzó la celda hasta llegar a la salida de ésta y salió al pasillo. El sonido resonaba por todas las paredes y Karib sentía que le llamaba, que debía encontrar al que estuviese tocando aquella melodía. Entonces, la música volvió a su tranquilidad inicial y a su serenidad. El joven muchacho miró de nuevo a Edenma. Se encontraba sentada y apoyada en su padre, con lo pelo castaño cayéndole sobre la cara. Parecía muy frágil en esa postura. Cualquiera podría llegar y hacerle daño, y él había prometido sacarla de aquel lugar; pero cuanto más pensaba en volver a entrar de nuevo en la celda, más fuerte sonaba aquel piano.
Karib se tapó los oídos en un último intento por no dejar sola a Edenma, pero aquella melodía no había disminuido su volumen, y resonaba en su cabeza como si estuviesen tocando a su lado. Entonces la puerta de la celda se cerró de golpe y Karib sucumbió a la música.
- No tardaré en volver – dijo antes de emprender la marcha por aquel húmedo y oscuro pasillo en busca del origen de aquella melodía que lo tenía preso en sus redes.
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eureka, por fin encontré las palabras para continuar el libro en el capi 11, q estaba totalmente bloqueao. Pa celebrarlo el preludio de un buen capitulo, para mi gusto. Este es el último capítulo de la parte 6.
Señoras y señores ( y ningu ), asias por leerme y nos vemos mañana