Eñaut Zubikarai, el portero de la Real Sociedad, no jugará la próxima temporada en el Hércules. El club alicantino ha roto las negociaciones con el conjunto vasco alegando que no ha habido acuerdo económico para lograr la cesión del portero. Hasta aquí, la versión oficial, fría y aséptica.
La realidad, sin embargo, esconde un problema de fondo que no se puede tomar a la ligera. La posibilidad de fichar a Zubikarai había levantado ampollas en parte de la afición herculana como consecuencia de los antecedentes delictivos de su padre, Cándido Zubikarai Badiola, miembro de la banda terrorista ETA y condenado a prisión, precisamente en Fontcalent, por un delito de sangre: el asesinato de dos guardias civiles en septiembre de 1987.
El Hércules no tenía conocimiento de los antecedentes delictivos del padre del portero, ya que su única preocupación fue valorar las cualidades deportivas de Zubikarai. Todos los informes que había recopilado el club habían sido positivos. Pero tras surgir la noticia y comprobar la crispación de parte de la afición, el Hércules ha dado marcha atrás.
Oficialmente, el club alegará falta de acuerdo económico para no empañar sus relaciones con la Real Sociedad y no dañar la imagen personal del portero. "Cuando interesa un jugador nos fijamos en sus cualidades, no en si es de derechas o de izquierdas o si le gustan los hombres o las mujeres. Pero esto es un tema que puede herir la sensibilidad de mucha gente", razonan desde la entidad, sorprendida por el grado de indignación que causó en su masa social la posible llegada del portero de la Real. "Sabíamos que su estética era la típica abertzale, pero como la de tantos otros jóvenes vascos", añaden desde el Rico Pérez.
No se le conocen a Zubikarai declaraciones en las que haya justificado la violencia terrorista de ETA, pero sí ha participado en varios actos reivindicativos de la izquierda abertzale y firmado manifiestos en favor del acercamiento de los presos a las cárceles del País Vasco, como muchos otros jugadores de la Real Sociedad. Argumentos suficientes para levantar ampollas en miles de seguidores, tal y como se ha podido comprobar durante los últimos días en las redes sociales.
Zubikarai Badiola, condenado a 30 años de cárcel, saldrá en libertad el próximo mes de octubre. Y en el club alicantino nadie quería imaginar la imagen del portero del equipo esperando a su padre a las puertas de la prisión.
El Hércules pretende iniciar una nueva etapa en la que va a ser clave la unión de la afición con el equipo. El club, por lo tanto, desea evitar puntos de fricción y más en un tema como el del terrorismo, que requiere siempre una sensibilidad especial. También se ha valorado que la presencia de Zubikarai en la meta del Hércules podría provocar un ambiente hostil irrespirable para el equipo en los partidos a domicilio.
Puf, y se montó casi lo mismo que con Salva Ballesta, eh. Aish, la hipocresía...