Yo al final la única lectura que saco de todo esto es que algo está fallando por ambas partes, desde el dar la orden por un requerimiento de derechos de autor hasta la ausencia de respuesta por parte de Islas Vírgenes. Algo que no se puede negar de Telegram es que, rebuscando en sus entrañas, es un pozo de pedófilos y grupos de financiación terrorista, mismamente, se ha sabido que los terroristas de Moscú los reclutaron vía Telegram, por poner un ejemplo.
Por un lado sé que Telegram por su propia naturaleza no puede reconocer usuarios e interceptar mensajes indiscriminadamente. Por otro lado no es normal que un juez se movilice por una cuestión de derechos de autor y no por cuestiones más graves.
Al final creo que Telegram debería encontrar un punto medio para combatir ciertas ilegalidades en su aplicación, estar dispuesta a una colaboración con las autoridades, no para censurar, sino para detectar y frenar ciertos contenidos peligrosos.