Cada palabra
una mentira;
cada mirada
un ataque;
cada decisión
un error.
Nuestra vida es así,
mísera y dominada.
Alcanzada por balas
al correr, al pensar,
al hablar.
La hipocresia reina
en nuestro tiempo,
en cada voz,
en cada llanto,
en cada ley.
Voces que se alzan,
oidos que se ensordecen
de dinero, de poder,
de lujurias; de mentiras.
Mentiras que frecuentan
nuestros pueblos,
nuestros medios.
Mentiras que llaman a nuestras
puertas y que inconscientemente
algunos abren.
Mentiras que acongojan
al mentiroso.
Mentiras que roban,
mentiras que duelen,
verdades que huelen
a putrefacción, verdades
que se ocultan,
verdades que se olvidan.
Seres vanidosos y corruptos
sollozan en el rincón más
oculto y oscuro de sus
mentes, de nuestra gente.
Alegrías que matan de envidia,
envidia que corroe a
asesinos, a jueces, a ricos.
Ricos que explotan,
ricos que mueren de lujos,
pobres que mueren de hambre.
Palabras que roban el tiempo
en vano, palabras entredientes;
letra pequeña en todas las cosas,
en todos lo hombres, en todas las mujeres.
Sujetos tenebrosos y escandalizados,
fe corrupta, bancos sin patas;
murcielagos asesinos,
libertades vigiladas,
incorrectas;
condenas inocentes,
absurdas, maltratadas.
Vergüenza sin ruborización,
dolor sin perdón.
Crímenes pagados, autorizados.
Miedos inyectados en vena,
alegrías estirpadas sin anestesia.
Abusos desmedidos,
trabajos impagados.
Gente rica, señoritos pobres.
Ojos ciegos;bocas grandes;
mentes cerradas y cabezas cuadradas.
Las estupideces hinundan
la vida cotidiana, nuestra mesa,
nuestra cama.
Las mentiras se disfrazan
y nos intentan entrar por los ojos;
cegados de pasión y deseo.
Deseo de ser todo;
destino de no ser nada más
que una mera pieza del puzzle
que alguien monta sin saber
encajar las piezas, forzando a estas
hasta romperlas, siendo substituidas
por otras, talladas expresamente
para la descerebrada creación de un mundo raro,
inconsistente,vulnerable, maltratador, xenofobo,
discriminador, irracional e inculto.
Inculto áquel que no ve
más alla de su bolsillo y
que no oye más que la canción
que consigue entender.
Todo es inútil, como áquel, que
creyendose el Mesias se convierte
en Judas sin ser capaz de darse
cuenta, por unos cuantos billetes
manchados de sangre, manchando así el honor
y respeto de la gente.
Enfermo áquel que se cree su propias mentiras.
Cada sonido
un susto;
cada pensamiento
una muerte;
cada muerte
una victoria
y cada victoria
un deseo.