Hola, soy nuevo por aquí.
(He encontrado el foro preguntándole al Sr. Google y me ha recomendado que me pasara por aquí.)
He iniciado recientemente un blog que da soporte a mi página web de diseños de camisetas y demás.
El tema es que se me está desatando de nuevo el gusto por escribir como hacía hace tiempo.
Así que pretendo tirar de relatos cortos y devaneos varios sobre temas que me interesen o que vea susceptibles de ilustrar. (Porque es mi otra pasión e ilustro lo que escribo).
Me he animado a registrarme aquí porque me gustaría que le echarais un ojo a mi reciente post sobre el Minotauro de Creta. Toda crítica (tanto las constructivas como las demás) serían apreciadas y tenidas en cuenta.
Intento poner aquí un extracto, a ver si me sale.
Un saludo y felicidades por el foro, creo que ma pasaré a menudo.
Nace el Minotauro.
A los nueves meses (período de gestación de la mujer cretense pero también de la vaca, que me he documentado) y tras un más que complicado parto, Pasífae da a luz y trae al mundo griego a un precioso (tachado) retoño.Fruto de tan aberrante unión carnal surge una criatura tan adorable como abominable, apreciación establecida en función de la perspectiva adquirida en cada momento según la parte del niño que sea observada.
Cuando nace el Minotauro, Minos y Pasífae son ya padres experimentados. Por palacio corretean, al menos, ocho criaturas más: los mozos Catreo, Deucalión, Glauco y Andrógeo y las niñas: Acacálide, Jenódice, Ariadna y Freda.
Pero nadie está preparado para lo que acaba de llegar...
Nos encontramos ante un bebé con su precioso y pequeño cuerpo rollizo y sonrosado, con esos pliegues tan deliciosos en las piernas y en los brazos. Realmente es una criatura tierna, con sus manitas frágiles y rechonchas, con su dulce olor a recién nacido humano... Pero en el lugar donde debería haber una cabecita de encantador churumbel, sonriendo y mirando a la madre con dos enormes ojos, lo que hay es la cabeza... ¡De un ternero!
Y el niño muge de un modo espantoso, moqueando continuamente por el hocico y mirando desafiante con mirada animal a su alrededor, entre asustado y amenazante.
Cuando la madre acerca la mano para acariciar a su vástago , el pequeño brama.
Un saludo, ya me contaréis.