Abro este hilo a sabiendas de que está el hilo del COVID, pero creo que este tema social es más interesante tratarlo por separado.
Creo que podemos decir oficialmente, que hemos vencido al COVID. Si, va a seguir entre nosotros, van a haber contagios de nuevas cepas, en algunos países igual aún causa estragos... Pero ya lo tenemos bajo control. La normalidad... ¿Ha vuelto?
Y es que pienso que es interesante analizar, ahora que ha pasado un tiempo prudencial de los cautiverios masivos, los efectos sociales que ha dejado. Las secuelas.
Y no son pocas. Por motivos personales, dejé de residir en España cuando las restricciones habían sido casi eliminadas, por lo que mi perspectiva puede no ser la realidad de España.
Desde la pandemia, noto a la gente muy afectada (y creo que si nos paramos a pensar, todos podemos llegar a hacerlo). Es lógico: nos creíamos invencibles, y un virus ha paralizado al planeta entero. Un virus del que se sabía poco, todo lo podía, y que internet llegó para amplificar la paranoia (con cosas como las vacunas y su efecto como iman). Al final (según una búsqueda rápida de Google) se contabilizan unas 15M de muertes. Esto es aproximadamente un tercio de la población de España . Y sin desmerecer a los fallecidos, creo que esto no es lo más importante, porque prácticamente, el planeta en su totalidad, ha sido víctima del COVID.
La mentalidad de la gente ha cambiado mucho. Noto a la población más a la defensiva, más estresada, más impaciente. Cierto es que la situación económica no ayuda (inflación) ni el saber que hay una guerra que nos importa (ya que las de fuera de Europa nos la traen floja, nadie temía escalada con Afganistán). Hace falta mucho menos para que salte una chispa entre personas. Noto más necesidad de emparejarse (por no sentirse solos, cosas de la cuarentena) y a la vez, más desapego, hace falta menos para romper. Un bache, y el coche se desmonta, cada rueda por su lado. Noto más sentimiento de soledad, y creo que en el foro también se ha podido leer. Especialmente, personas que se aislaron en su vida social a solo su pareja, y al romper (ya que la cuarentena ha sido una prueba de fuego del mismo infierno), se han visto completamente solos.
La gente, más distante. En todos los sentidos. Notaba a la gente (hablo ya post-vacunas) más reacia al no ya contacto, sino acercamiento. Gente que evita compartir un ascensor, o las colas en el supermercado, ahora más espaciadas (lo cual es de agradecer). En cuanto a nuevos hábitos, sigo viendo mucha gente con mascarilla, y en el hotel, habitualmente me piden gel desinfectante.
El confinamiento afectó también a la hora de gestionar el dinero. Noté a partir de la vacunación, cuando ya podíamos asumir que no nos iban a encerrar otra vez, la gente tiraba por uno de estos dos comportamientos:
-el apilador, haciendo acopio de cosas "por lo que pueda pasar"
-el "la vida son dos días". Vista la fragilidad de nuestra libertad de siquiera pisar la calle, había gente ansiosa por gastar. Especialmente en viajes, con mentalidad de "no sabemos cuánto va a durar esto"
Y hay más cosas, pero tampoco es cuestión de decirlo todo en el post inicial. Quiero invitar a la reflexión personal, saber si vosotros lo habéis sentido así en vuestro entorno, y en vosotros mismos. Y creo que lo propio es que empiece yo.
Creo que he salido bastante bien parado. Durante los primeros meses más duros seguía trabajando, ya que tenía uno de los considerados "puestos esenciales". Salía a la calle sin más problemas, y en general, vida normal, ya que soy muy casero. A nivel social, también soy muy solitario, así que más de lo mismo. Aunque seguía viendo a mis compis de trabajo, pero la volver a casa, solo.
Aún recuerdo el momento en que se declaró la cuarentena. Se dice del efecto del 11S, y el "donde estabas tú", ya que los estadounidenses tienen un recuerdo muy vívido de aquel momento. Y yo tengo esta misma sensación, recuerdo ese instante de declaración del estado de alarma. Pero si tengo un recuerdo más fuerte, fue el de la semana de solo trabajadores esenciales. Salir a la calle, todo cerrado, nadie fuera, coger el coche para ir a trabajar y volver 9h después, con todo absolutamente igual (aparcando en la misma plaza, ningún coche se había movido). La carretera, por medio de la ciudad, completamente vacía. Era fascinante y sobretodo, aterrador. Nunca imaginé experimentar algo así, propio de una película apocaliptica. La vida se habia acabado, detenido, no veías rastros de la civilización. Ese brutal momento de decir "estoy solo" es algo único que nunca creo que vaya a olvidar. Te hace pensar en que, a pesar de la poca letalidad, esto no era una tontería. Parecia que hubiese caído una bomba que solo aniquilase todo rastro de vida, mientras los edificios permanecían intactos.
En mi entorno si noté muchos cambios. La semana de la fase uno, todos sedientos por quedar en un bar, desesperación absoluta. Y así, un mes, a partir del cual se fue apagando la cosa. Parejas rotas, opositores más motivados (ya que una plaga divina solo les daba estudiar como opción), y un ambulanciero muy, muy estresado (que se les trató como basura, a pesar de estar en primera línea no se les dió ningún reconocimiento). También un chaval que conocía que estaba en el ejército, comentaba como estaba Madrid, y por como escribía sabías que no estaba bien. Le había afectado mucho lo que había visto en los hospitales de campaña.
Y bueno, ya me he hartado de escribir en el móvil
![carcajada [carcajad]](/images/smilies/nuevos/risa_ani2.gif)
. Os toca a vosotros.