El paquete ( Cap III relato corto)

Hola a todos. Hay veces que me da el impulso de escribir algo, lo he escrito en un rato, normalmente son como pedazos de "algo" mayor, escribo como si abrieras un libro por una página cualquiera y leyeras algo, lo escribo y normalmente lo borro. Pero en este caso concreto, no sé el por qué me ha dado por corregirlo, añadir y dejarlo como en "limpio"...y luego me he dicho ¿qué hago con esto? Y bueno, lo cuelgo en EOL, y voy a ver si lo continuo y si lo cuelgo aquí a lo mejor me animo a ello y a ver a donde me lleva.

CAPITULO I

La luz de los paneles alumbraba lo suficiente la cabina. Estaba bajando la temperatura y la ingravidez era cada vez más acusada. Revisó de nuevo los mandos.

Panel central. Funcionando. Los daños se marcaban en rojo en una silueta de la nave. Por suerte no había nada rojo. Munición escasa. Potencia, no llegaba al 100%, 86%. Aire correcto. Panel derecho. Fuera de combate. Los circuitos estaban humeantes.¿Podría arreglarlo?

<< Venga, piensa, piensa…>>

Volaba a ciegas, no tenía datos del radar, ni de objetos cercanos ni lejanos. Cualquier baliza se la pasaría por alto.
Bueno, sabía por el panel izquierdo que el piloto automático estaba activo, por lo que era de esperar que siguiera la dirección correcta. Pero por los chispazos que soltaban los relés de la parte baja buena pinta no tenia, no tenía nada de información de navegación de ruta correcta.

Los datos retroalimentados de la carlinga tintineaban. Eso sin contar la gran cantidad de luces parpadeantes de la consola de mandos. Se removió agobiado en el asiento tapizado y desgastado de polipiel barata. Necesitaba el manual. Sabía que la luz intermitente roja de la izquierda marcaba el nivel de presión de vete a saber qué en los pedales de timón. No eran electrónicos, eran mecánicos. Pero una luz roja no era bueno. El manual debía de estar en la parte trasera. Accionó la palanca del asiento, clac, clac, clac…Un crujido metálico y con un esfuerzo por su parte logró echar el asiento hacia atrás.

<<Que mierda de cacharro joder…>>

Se secó las perlas de sudor de la frente con una manga sucia de la chaqueta de la compañía. Le costó moverse en el escueto espacio que le dejaba el asiento para acceder a la parte trasera. La cama estaba desplegada, la plegó como pudo maldiciendo su suerte. Apartó parte de los restos de comidas pasadas y accedió por un estrecho conducto a la zona trasera.

<<Como me quede atrapado aquí quien me encuentre se partirá de risa. “Eh mirad” diría “el gordo del repartidor murió atrapado por su propio culo”>> Bueno...eso si le encontraban.

Finalmente pasó. El botiquín, debajo la nevera, y en algún receptáculo de aquellos estaría el manual. Rebuscó entre las tarjetas de memoria de comic, mangas, revistas porno, películas…pero no lo encontraba.
El calor en la parte trasera era mayor por el motor. Pero aún así sabia que la temperatura estaba bajando. Ahora se alegraba de su capa de grasa. Alguna cosa comenzaba a mantenerse más tiempo flotando en el aire. Abrió un panel de acceso al motor. Soltó una carcajada. Allí estaba recién instalado de segunda mano un TripleBooster XL. Lo que le había salvado la vida. Esos piratas no se debieron esperar que una asquerosa nave de reparto pudiera alcanzar esa velocidad. Cuando su amigo Yenas le dijo que era tirar el dinero casi le creyó, menos mal que no le hizo el menor caso. Cerró la compuerta y siguió buscando el asqueroso manual.

Lo encontró en papel donde las herramientas de emergencia. Estaba amarillento y sucio. Pero era legible. Regresó a su asiento en cabina. Era engorroso, enorme y pesado. Además ¿Cómo se suponía que encontraría algo sin un Buscador de palabras? Tuvo que buscar el apartado en el índice y de ahí buscar la página, y de ahí comenzar a leer buscando su problema. Como fuera grave estaría muerto antes de terminarlo. Por suerte encontró algo.

<< La luz roja intermitente de la sección B-C3 puede deberse a varios motivos>> leyó en voz alta. << Primero compruebe en el panel derecho el flujo de líquido… ¡Si no me funciona el panel derecho!>> Siguió leyendo la sección de panel derecho y encontró como puentear el panel derecho para que se mostrará en el central. Fue en busca de sus herramientas y se dispuso a ello.

Al cabo de unos minutos largos y con mucho esfuerzo, que hizo que sudara como un cerdo y tuviera dolor lumbar, la información del panel derecho se podía mostrar en el central. Se tomó unos minutos de descanso, era su merecida victoria. Y luego examinó los datos del flujo de fluido según el manual.

<< Un % menor al 40% activará la luz roja. Significa que el sistema hidráulico de pedales y timón funcionarán mal, y es posible que con las bajas temperaturas acaben rompiendo el sistema dejando a la nave a la deriva. >>

Siguió leyendo obviedades que le daban muy mal rollo hasta encontrar lo importante, como subsanar el fallo. Debía abrir una llave de paso con una herramienta específica para alimentar mejor el flujo y como medida adicional aplicar calor en la zona para que el posible flujo se volviera más líquido en caso de estar congelándose.
Tuvo que retirar cosas que tenia por en medio para poder llegar al panel que le daba acceso a esa zona. Era una rejilla entre el suelo y la pared. Y había recogido en los últimos años una gran cantidad de porquería. Pudo abrir más la llave de paso pero no tenía nada con que aplicar calor. Esperó que con eso bastara.
Volvió a la cabina y al cabo de unos minutos la luz pasó a ámbar. Eso era mejor que el rojo. E indicaba estar al 53% y subiendo. También pudo acceder a la ruta de navegación e introducir las coordenadas de ruta.
La temperatura se mantenía estable y la ligera ingravidez le hacía sentirse delgado, por lo que pasó de tocar nada más. Sacó de nuevo la cama y decidió acostarse un rato allí y meditar sobre lo sucedido.

En menudo fregao se había metido. Y todo por culpa de aquella Pintoniana que le pidió el favor de llevar un paquete a SilverCity. <<Idiota, eres un idiota, unas cervezas, una mujer atractiva y ya pierdes el norte. Como si de verdad te fuera a hacerte caso…gordo idiota>> Pero cualquiera le decía que no a aquellos ojos verdes, aquel escote…se le puso tan dura que le dolía. << Cuando le diga que unos piratas estuvieron a punto de asaltarme…>> Imaginó la situación, en un bar tomando unas copas mientras le contaba su aventura y como escapó…y como ella se lo agradecería. Después de masturbarse se quedó dormido.

Cuando despertó y después de comer algo, comprobó la ruta y lo que había avanzado. Sacó su tablet y decidió activar el Booster. El rodeo por culpa de los piratas le había hecho perder tiempo. Descansado pensó de nuevo en la mujer, y ya en frio decidió que aquella misión debía ser recompensada con créditos y no con una vaga promesa de sexo que seguro no existió más que en su mente.

Tardó en llegar a SilverCity cerca de 26 horas de las cuales pasó dormido la mayoría. El complejo era espectacular. Una ciudad Orbital donde residían cerca de 4 millones de habitantes más todos los transportistas, comerciantes, seguridad, trabajadores procedentes del planeta…Su color metálico pulido le daba el nombre de SilverCity y si la memoria no le fallaba era una creación de un loco promotor de hace más de 70 años. SilverCity fue la primera ciudad espacial, ahora se estaban creando otras.

Esperó a los permisos de atraque, pero de los visitantes no de trabajador ya que no debía estar allí. No dio parte de su ataque en el sector K-13 ya que no debía navegar por allí por tampoco. Y mientras no dejaba de darle vueltas a la señorita y al paquete. Debía dejárselo en una dirección concreta y ella pasaría a recogerlo en unos días y que si estaba por allí le gustaría darle las gracias personalmente. Pero ¿cómo iba a poder estar allí? No sabía cuándo podría ir a SilverCity de nuevo. ¿Por qué llevar él el paquete si ella iría en breve?

Todo esto comenzó a olerle muy mal. <<Idiota, idiota>> Metió la mano por debajo de su asiento levantando con dificultad por la posición y sus michelines una tapa falsa y rebuscó un poco hasta dar con el paquete. Venia envuelto en plástico perfectamente embalado. Lo sopesó, lo agitó, lo olfateó…pero no supo decir que podría ser. No era la primera vez que pasaba algo de contrabando, pero era algo muy esporádico y de cosas que tampoco le supondrían una multa elevada. Pero ¿Qué seria aquello? ¿Una droga? ¿Un arma?

En Silvercity apenas conocía a nadie, ni siquiera había sede de su empresa. Aunque le dijo a la mujer que sí… ¿Por qué le preguntaría aquello? Al principio le pareció que por saber si le venía a él bien ir…pero ahora… ¿Y si era por pasar por el atraque de empresa donde los controles eran algo menores? Se le revolvió el estómago y tuvo que ir al baño, un pequeño cubículo que apenas le cabía su trasero y que eyectaba el residuo al espacio.

<< ¿Cuántas toneladas de mierda habría ahora en el espacio después de siglos de navegación? ¿Existirá en algún sitio un asteroide de mierda? >> No sabía porque le vino esa pregunta a la cabeza, pero la sacudió intentando despejar su mente.

¿Y si se iba? Era una opción. Esa mujer no sabía quién era, le dio un nombre falso. Se ató el cinturón << Bien joder, estuviste despierto por una vez gordo>>. Y podía pirarse a su casa, tan normal, y el paquete si tenía algún valor vendérselo a su amigo Hurry le Dore, capaz de vender cualquier cosa.

Bueno la elección no parecía difícil, arriesgarse a una redada y detención por un paquete de una desconocida, buenorra eso sí, o largarse a su planeta con la posibilidad de vender aquello. Se apresuró a sentarse, abrir canal de comunicaciones informando de su retirada de la cola. Con una maniobra suave los motores le hicieron ascender lo suficiente para luego activar el motor principal.

- Hasta luego SilverCity – dijo saludando con una mano.

Una voz femenina de la actriz de una famosa serie de acción le dijo si quería un nuevo punto de ruta. Dijo su destino y esperó con el paquete entre las manos a estar en espacio abierto para abrirlo.
interesante, me ha dejado con ganas de mas [carcajad]
lo dejo en epub por si alguien lo quiere http://www.mediafire.com/?b2wiri8pmsc6btg
Gracias kamikacer

CAPITULO II

Tamborileaba con los dedos de la mano derecha sobre una enorme mesa de madera noble. La esbelta mujer con las piernas largas cruzadas parecía aburrida y una proyección en el aire mostraba el rostro barbudo de un sujeto. Con tranquilidad le dio un sorbo a una bebida con hielo sin apartar la mirada de ambos.

- Un licor excelente. - comentó mientras miraba el vaso a trasluz.

Dejó de nuevo el vaso sobre el posavasos. Y siguió tamborileando un rato más. Sin decir nada.

- Repetidlo.- dijo por fin.

La mujer habló primero.

- Cariño, lo hemos hecho cientos de veces. Es el método que siempre usamos. Pediste discreción, tú mismo nos pediste este método... –su voz era suave, melosa.

- Y además no esperábamos que ese trasto espacial pudiera alcanzar tal velocidad – dijo el hombre de la imagen.

-No pedí discreción, pedí eficacia y mucho cuidado - matizó, dió otro sorbo al licor.

-No podías, ni podíamos levantar sospechas - la mujer parecia estar ya asqueada del tema - El método del tonto es el mejor para paquetes pequeños - agitó la mano con desdén. - Un idiota mensajero embaucado después de unas copas para llevar un paquete de forma ilegal, y luego es asaltado por piratas, el paquete está fuera del planeta. La nave desaparecida atacada por piratas. Fin de la historia.

-Pero ahora ese idiota ha escapado con un paquete que vale millones de créditos. - su cara se congestionó un instante, respiró hondo.

-Tenemos su matrícula y sabemos cuál es su empresa - habló el sujeto de la imagen.- No será difícil de encontrar. Sabemos que estuvo en SilverCity y…

- Sí, sabemos que estuvo allí, pero no sabemos qué rumbo siguió. – otro sorbo a su licor - ¿y si ese “idiota” era un agente? - la chica soltó una carcajada.

- Imposible ¿lo has visto mi amor? Era un completo inútil. - parecía gratamente divertida por la idea y descruzó y cruzó las piernas de nuevo.

-¡Pues ese inútil nos ha birlado millones! – gritó enrojecido y golpeando con el vaso la mesa salpicándola de licor.–Creo que no comprendéis la situación. Mi negocio es el transporte. Transporto de todo. No me va mal, no lo niego, pero con los años se ganan enemigos, demasiados. Hemos perdido varias rutas, y clientes. El gobierno nos vigila, los Dugar, los Farren, clanes contrabandistas que están esperando a darme el golpe de gracia. Han dejado de temerme, de temernos. Este trabajo era la puerta de salida de este sistema de mierda, nos hubiera cubierto de créditos, nos eligieron por la fama de nuestra casa comercial, por mi padre, por mi abuelo… ¡Y hemos hecho el ridículo! – lanzó el vaso por los aires impactando contra el suelo sin romperse lo que pareció cabrearlo algo más.

- Cariño, calma. –parecía algo asustada y debería estarlo. –el plan…el plan era idea tuya – titubeó.

Desenfundó su arma de metal rojo y le voló los sesos a la chica. El cuerpo se mantuvo en el asiento, con las piernas cruzadas, pero ya no había cabeza, solo una masa informe sanguinolenta.

<<No necesito que una puta Pintoniana me recuerde mis errores>> la rabia le había impulsado a hacerlo y ya se arrepentía. Era muy buena en la cama. Se giró poco a poco hacía la imagen del sujeto de la barba que miraba con los ojos muy abiertos hacía su izquierda. Todo el mundo sabía que era su amante desde hacía 5 años.

- Tu casa me ha defraudado. – le dijo – Tu hermana tenia ratos de extrema lucidez a otros de completa idiotez. Follaba bien. Pero me dijo que sus hermanos de Pintos eran los mejores pilotos y los de la casa Safar los mejores entre los mejores. Mintió y no me gusta.

- Durante 5 años hemos hecho todos los encargos sin problemas. – el Safar apretaba los dientes y no podía ocultar las lágrimas. – Pagarás por esto…

-¡No! Pagareis vosotros por lo que no habéis hecho. Más os vale que volváis a vuestra mierda de roca allá en Pintos y no salgáis porque os voy a perseguir como a perros.- se dio cuenta que escupió al pronunciar las palabras pero le dio igual.

- Tú mismo lo has dicho, nadie te teme. La casa Safar te perseguirá hasta matarte, te has ganado un nuevo enemigo.

- La casa Safar es una casa muy menor ¡de un planeta de sirvientes! – fue alzando la voz tras cada palabra.

La comunicación se cortó. No temía a la casa Safar, su planeta Pintos estaba alejado y ellos se jactaban de ser buenos pilotos porque realmente no había casas importantes ni clanes. Pintos era un planeta turístico por la fama de sus mujeres, sus paisajes, sus licores de todo tipo, vinos, cervezas…Le habían servido bien era verdad, eran una buena opción para controlar las rutas de la droga, pero se necesitaría mucho esfuerzo y tiempo y ahora ya solo había un objetivo. Y le habían fallado en el trabajo más importante.

- Señor –dijo una voz a sus espaldas – Entra un mensaje de los Sicar.

- Que alguien se lleve a esa zorra. - se sentó en su asiento y activo una pantalla en su escritorio. - Decidme que tenéis buenas noticias.

- Tenemos localizada a la nave. Está yendo a la sede de su empresa, ha pasado por dos balizas de ruta. Y ahora mismo está en el Sistema H’kwun y va a la Luna de Sitleia.

- Altamente agradecido al Clan Sicar por la información. El dinero será depositado en el lugar correspondiente.

-Hay más.

Eso ya no le gustaba nada.

- Y esta información te la daremos sin coste, por el respeto a tu casa.

<< Hijo de puta, está siendo condescendiente. Todos saben que me hundo>>

- Los Farren saben que has perdido el paquete, es un rumor a gritos. Los Dugar ya se ríen de ti. El clan Estrella Negra se ha enterado de que operabas por SilverCity se lo ha contado todo a la Casa Etreidan. Y eso no es todo, ha habido como una conmoción en la República. Son todo chismes y rumores, pero parece que le hayan dado una patada al avispero.

<< Más bien era como haberle dado una patada en los huevos al gigante dormido>>

- Que la federación esté por en medio no es bueno. - continuó. – Y que los Farren mezclen tu nombre con ellos menos aún. – se calló bajó la vista y se puso la mano en el oído, algo le estaban comunicando. – Al parecer los Safar están difundiendo que tu “empresa” no consigue llevar los paquetes y hay varios grupos que están buscando dicho paquete. Tu abuelo fue el líder de un clan que convirtió en una gran casa y tu padre la mantuvo. Los Sicar somos informadores y hemos servido siempre al Sistema de Timher, pero la guerra que habéis desatado las casas no es buena para el negocio.

<<¿Servido? Dirás exprimido>> Sabía que le iba a decir.

- Te aconsejamos que desaparezcas. Te retires. Vende tus empresas y desaparece. – la comunicación se cortó.

<<¿Qué desaparezca? ¿Cómo se han enterado todos tan deprisa? Sicar, malditos.>> No sabía que le extrañaba él hubiera hecho lo mismo. Y esos Safar... Se estaba desmoronando todo muy deprisa y por culpa de un repartidor gordo. Era el momento de no esconderse. Dentro de poco le llamaría la familia. Y lo que era peor la federación.

- Señor – interrumpió sus pensamientos su secretario – Su tío quiere hablar con usted, quiere saber que ocurre, están perdiendo clientes...

- Prepara la Meteoro y dile a Krang que quiero que sus hombres estén a bordo. Despego ya.
CAPITULO III

- Y ¿qué crees que es Derimer?

Este se encogió de hombros.

- No tengo ni idea, se lo llevaré a Hurry. Seguro que lo puede abrir.

Cuando consiguió desembalar el paquete misterioso lo único que ocultaba era más misterio. Una caja de aluminio gris con un sistema de apertura por codificación. No parecía muy complejo, pero él no sabía abrirlo.

- Bueno, ya me contarás. Oye pasemos al canal de la empresa, el jefe está que trina. Llevas retraso.

Derimer resopló de fastidio. Estaba cansado y aguantar ahora la charla del supervisor…

- Derimer llegas tarde – fue lo primero que dijo – Muy tarde.

- Sí, lo sé he tenido problemas, me atacaron unos piratas. Por cierto hola.

- Siempre tienes una excusa ¿Has dado parte? – no parecía muy convencido

- No, no he dado parte, pero tengo el chasis chamuscado y fritos varios circuitos. Si cambiáramos estos trastos viejos por unas nuevas naves con un sistema de blindaje mayor…

- Sabes que eso no es decisión mía Derimer. Tenias que dar parte.

- Estaba pendiente de que este trasto no se desmontara. Y porque yo instalé un nuevo Booster que me sacó del lío…

- ¿Qué has instalado una pieza por tu cuenta en una nave de la empresa? ¿sin homologar?

<< Este tio es idiota>>

- No quiero saber nada más Derimer. Atraca y ya hablaremos.

Cortó la comunicación y se dirigió al atracadero. Después del pertinente ritual de atraque pudo pisar por fin tierra firme.

<< Bueno, hierro firme>> Era una base lunar típica de mensajería, hangares, almacenes etc…En el hangar había varias naves ligeras de reparto local, aunque eventualmente fueran a otros sistemas, como la suya, pero estaban allí 2 naves Eron IV de carga pesada. El sueño de todo repartidor. El mecánico de la nave Eron IV bautizada como Pulsar estaba haciendo algunos apaños. Mientras Derimer se acercaba este le miraba.

- Eh Deri - algunos le llamaban Deri, para hacerle burla, decían que era un nombre de chica. – Me han dicho que la has vuelto a liar.

No le prestó atención y se dirigió a la caseta de los mecánicos. Las naves ligeras eran reparadas por 2 mecánicos de forma general, no como las Eron IV que tenían entre su tripulación al mecánico propio y exclusivo.

- Hola Derimer – le saludo el mecánico jefe, un buen hombre que siempre le trataba bien.

- Hola York, hola tuercas – saludó al otro mecánico que era un joven oficial.


-¿Qué me traes?

- Bueno, algo de chapa y pintura, y circuitos fritos. Ah, y algo de la presión en el sistema hidráulico. El sistema vital falla algo también. E instalé un booster de segunda mano, que me ha sacado de un buen lio, ¿puedes revisarlo?

- Bueno, tal como me lo habían pintado pensaba que era un amasijo de hierro. ¿Cuándo vuelves?

- Tengo 4 días de descanso.

- Estará lista.

- De acuerdo, gracias York. Por cierto no me ordenéis la ratonera – dijo mientras salía.

En el pasillo de acceso del hangar a las oficinas se encontró con algún piloto más que saludó como siempre, un cómo ha ido, donde vas, a ver si cambian las naves. En las oficinas estaban trabajando los de siempre pero además estaba allí la tripulación de la Pulsar. Su capitana Corintia, el copiloto Kighe y el tonto del culo recién ascendido a auxiliar Dresden. Estaban en la puerta del supervisor.

- Anda mirad quien ha vuelto.

- Hola a ti también Dresden.


- Se rumorea que has metido la pata.


- Solo he tardado algo más, me atacaron piratas.

<< ¿Por qué carajos le explico nada a este payaso?>>

Corintia hablaba con el supervisor y ambos le miraban. << Joder, no me voy a librar>> Efectivamente, el supervisor le hizo un gesto con la cabeza de que fuera a su despacho. Al pasar al lado de Corintia esta pareció mirarlo de extraña forma.

El despacho era lo más soso que podía encontrarse. En gris metal, sin más adornos que una foto del supervisor con uniforme militar de piloto. Una cafetera sucia y todo muy ordenado. El supervisor, de nombre Tíron Blaster llevaba la camisa blanca de la empresa y una corbata negra fina, unos pantalones de la empresa y un corte de pelo muy corto. Todo ello acompañado de un cuerpo flaco y alto.

- ¿Tienes algo que contarme? – dijo sin más preámbulos y se sentó en su silla.

- Ehh…no.

Blaster se quedó un instante en silencio mirándolo fijamente, como esperando otra respuesta.

- Mira hijo – continuó al fin – yo también fui joven y como todos los jóvenes quería aventuras, ser piloto de una poderosa nave estelar. - <<Oh, por favor, batallitas no>>

- Me metí en líos, lo reconozco, y gracias a un gran amigo me metí en el mundo militar y eso me ayudó.

<< Sí, a una vida aburrida de supervisor >> Pero ¿acaso él aspiraba a algo mejor?

- Un tipo ha venido preguntando por tu nave . – dijo de pronto Blaster que pareció adivinar el poco interés de Derimer en su charla.

- ¿Por mi nave? ¿pero no por mi?

-Exacto. No me gustaba su aspecto ni su tono. Le dije que tu nave estaba en ruta y que no volverías hasta dentro de unos días. Me amenazó, el muy cretino. Al hacerlo me fijé en el tatuaje de su mano derecha, un punto azul en un nudillo. Me pidió tu nombre y dirección.

Derimer no pudo evitar soltar un gritito. El tipo era del Clan local, unos matones de mala muerte pero peligrosos.

- Le golpeé la nuez mientras me sujetaba por el cuello. Idiota. Se marchó. Hijo, no sé en que andas metidos, pero yo no vendo a la gente aunque sean un desastre como tú. – le sorprendió que aquel tipo alto y delgado pudiera hacer frente a un matón.

- No…no estoy metido en nada...- la voz le pareció aniñada, carraspeó. – No entiendo, será un error…¿por qué me buscan? –estaba sudando. Blaster ya no le parecia tan idiota.

Enfrentarse a piratas en el espacio era una cosa, sí podías morir en el peor de los casos, pero escapar soltando la carga, y tampoco luego te acechaban en tu casa. Eso era diferente, en el espacio tenia escudo magnético de fuerza, chapa, armas…la nave era una extensión de su cuerpo, un arma, en manos de cualquiera que supiera usarla. En tierra solo era un tipo gordo, torpe, sudoros, poco ágil…

- Le he dicho a la Capitana Corintia que mire a ver si se entera de porque buscan un piloto esos cretinos, tiene ciertos contactos.

- No me preocupa. –Derimer lo dijo decidido.- No he hecho nada. Será un error.
Blaster se le quedó mirando unos instantes sin saber si aquello era valor o estupidez. Si se decidió por una de las dos opciones no se lo dijo.

- Bien. - dijo por fín.- Esos bastardos huelen el miedo.

<<Joder, pues el tufo que desprendo debe haberlos puesto en alerta>> Tenía miedo, nunca se había metido en lios. En el espacio estaba más seguro que en tierra ¿qué haría si ese del clan se le pone delante? <<Me mearé encima, seguro. Y luego gemiré como una niña de 4 años.>>

Salió del despacho y de la empresa. Esta daba a un gran pasillo, como una calle cualquiera de cualquier ciudad de un planeta. El cielorraso estaba a gran altura e iluminado. Había tiendas y locales. No había mucha gente por allí. Y le pareció ver a alguna persona sospechosa. Decidió dirigirse hacia la cúpula principal, allí habría más gente. Allí estaban las residencias mejores, el centro de control, defensa, administración, mensajería, tiendas, restaurantes. No en vano aquella colonia dependiente del planeta capital y pequeño centro de recepción y envío de recursos tenía una población cercana a los 30.000 habitantes.

Miró varias veces a todos los sitios. Compró comida en un puesto cualquiera para asegurarse que nadie le seguía. No parecía que hubiera nadie en las sombras siguiendo sus pasos. ¿Sería todo por el paquete? ¿y si la pintoniana no era una mujer cualquiera?

<< Tonterías, ¿por qué me daría un paquete importante con riesgo a perderlo?.>> Como casi pasa. << No, debe de ser un error>>

Mordió de la masa de pan que envolvía varios tipos de carne de dudosa procedencia y con salsas diferentes. Iría ya a casa de Hurry y abriría el puto paquete. Un taco de salsa le cayó sobre la camiseta.
He leído el primer capítulo y me ha gustado, pero me he dejado los ojos [carcajad] . Así que los siguientes los pasaré a ebook y los leeré después ;)
Más tarde te comento.

Un saludo!

Edito:
Leí los otros dos capítulos. La historia parece interesante pero hay algún detalle que no termino de ver claro, salvo que pensaras explicarlo o detallarlo más adelante (si quieres, te digo por privado a qué me refiero para no desgranar la historia aquí).
Te animo para que la continúes. Me ha parecido divertido el personaje de Deri ;)

P.D.: Estaría bien que aunque pegaras aquí los próximos capítulos, subieras un archivo en formato .txt (digo este formato porque lo haces desde el mismo procesador y lo leen la mayoría de e-readers) para que podamos leerlo en nuestros lectores electrónicos sin dejarnos la vista y sin tener que pasarlo nosotros mismos. Seguro que así se animaba más gente a leerlo.
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