CAPITULO III
- Y ¿qué crees que es Derimer?
Este se encogió de hombros.
- No tengo ni idea, se lo llevaré a Hurry. Seguro que lo puede abrir.
Cuando consiguió desembalar el paquete misterioso lo único que ocultaba era más misterio. Una caja de aluminio gris con un sistema de apertura por codificación. No parecía muy complejo, pero él no sabía abrirlo.
- Bueno, ya me contarás. Oye pasemos al canal de la empresa, el jefe está que trina. Llevas retraso.
Derimer resopló de fastidio. Estaba cansado y aguantar ahora la charla del supervisor…
- Derimer llegas tarde – fue lo primero que dijo – Muy tarde.
- Sí, lo sé he tenido problemas, me atacaron unos piratas. Por cierto hola.
- Siempre tienes una excusa ¿Has dado parte? – no parecía muy convencido
- No, no he dado parte, pero tengo el chasis chamuscado y fritos varios circuitos. Si cambiáramos estos trastos viejos por unas nuevas naves con un sistema de blindaje mayor…
- Sabes que eso no es decisión mía Derimer. Tenias que dar parte.
- Estaba pendiente de que este trasto no se desmontara. Y porque yo instalé un nuevo Booster que me sacó del lío…
- ¿Qué has instalado una pieza por tu cuenta en una nave de la empresa? ¿sin homologar?
<< Este tio es idiota>>
- No quiero saber nada más Derimer. Atraca y ya hablaremos.
Cortó la comunicación y se dirigió al atracadero. Después del pertinente ritual de atraque pudo pisar por fin tierra firme.
<< Bueno, hierro firme>> Era una base lunar típica de mensajería, hangares, almacenes etc…En el hangar había varias naves ligeras de reparto local, aunque eventualmente fueran a otros sistemas, como la suya, pero estaban allí 2 naves Eron IV de carga pesada. El sueño de todo repartidor. El mecánico de la nave Eron IV bautizada como Pulsar estaba haciendo algunos apaños. Mientras Derimer se acercaba este le miraba.
- Eh Deri - algunos le llamaban Deri, para hacerle burla, decían que era un nombre de chica. – Me han dicho que la has vuelto a liar.
No le prestó atención y se dirigió a la caseta de los mecánicos. Las naves ligeras eran reparadas por 2 mecánicos de forma general, no como las Eron IV que tenían entre su tripulación al mecánico propio y exclusivo.
- Hola Derimer – le saludo el mecánico jefe, un buen hombre que siempre le trataba bien.
- Hola York, hola tuercas – saludó al otro mecánico que era un joven oficial.
-¿Qué me traes?
- Bueno, algo de chapa y pintura, y circuitos fritos. Ah, y algo de la presión en el sistema hidráulico. El sistema vital falla algo también. E instalé un booster de segunda mano, que me ha sacado de un buen lio, ¿puedes revisarlo?
- Bueno, tal como me lo habían pintado pensaba que era un amasijo de hierro. ¿Cuándo vuelves?
- Tengo 4 días de descanso.
- Estará lista.
- De acuerdo, gracias York. Por cierto no me ordenéis la ratonera – dijo mientras salía.
En el pasillo de acceso del hangar a las oficinas se encontró con algún piloto más que saludó como siempre, un cómo ha ido, donde vas, a ver si cambian las naves. En las oficinas estaban trabajando los de siempre pero además estaba allí la tripulación de la Pulsar. Su capitana Corintia, el copiloto Kighe y el tonto del culo recién ascendido a auxiliar Dresden. Estaban en la puerta del supervisor.
- Anda mirad quien ha vuelto.
- Hola a ti también Dresden.
- Se rumorea que has metido la pata.
- Solo he tardado algo más, me atacaron piratas.
<< ¿Por qué carajos le explico nada a este payaso?>>
Corintia hablaba con el supervisor y ambos le miraban. << Joder, no me voy a librar>> Efectivamente, el supervisor le hizo un gesto con la cabeza de que fuera a su despacho. Al pasar al lado de Corintia esta pareció mirarlo de extraña forma.
El despacho era lo más soso que podía encontrarse. En gris metal, sin más adornos que una foto del supervisor con uniforme militar de piloto. Una cafetera sucia y todo muy ordenado. El supervisor, de nombre Tíron Blaster llevaba la camisa blanca de la empresa y una corbata negra fina, unos pantalones de la empresa y un corte de pelo muy corto. Todo ello acompañado de un cuerpo flaco y alto.
- ¿Tienes algo que contarme? – dijo sin más preámbulos y se sentó en su silla.
- Ehh…no.
Blaster se quedó un instante en silencio mirándolo fijamente, como esperando otra respuesta.
- Mira hijo – continuó al fin – yo también fui joven y como todos los jóvenes quería aventuras, ser piloto de una poderosa nave estelar. - <<Oh, por favor, batallitas no>>
- Me metí en líos, lo reconozco, y gracias a un gran amigo me metí en el mundo militar y eso me ayudó.
<< Sí, a una vida aburrida de supervisor >> Pero ¿acaso él aspiraba a algo mejor?
- Un tipo ha venido preguntando por tu nave . – dijo de pronto Blaster que pareció adivinar el poco interés de Derimer en su charla.
- ¿Por mi nave? ¿pero no por mi?
-Exacto. No me gustaba su aspecto ni su tono. Le dije que tu nave estaba en ruta y que no volverías hasta dentro de unos días. Me amenazó, el muy cretino. Al hacerlo me fijé en el tatuaje de su mano derecha, un punto azul en un nudillo. Me pidió tu nombre y dirección.
Derimer no pudo evitar soltar un gritito. El tipo era del Clan local, unos matones de mala muerte pero peligrosos.
- Le golpeé la nuez mientras me sujetaba por el cuello. Idiota. Se marchó. Hijo, no sé en que andas metidos, pero yo no vendo a la gente aunque sean un desastre como tú. – le sorprendió que aquel tipo alto y delgado pudiera hacer frente a un matón.
- No…no estoy metido en nada...- la voz le pareció aniñada, carraspeó. – No entiendo, será un error…¿por qué me buscan? –estaba sudando. Blaster ya no le parecia tan idiota.
Enfrentarse a piratas en el espacio era una cosa, sí podías morir en el peor de los casos, pero escapar soltando la carga, y tampoco luego te acechaban en tu casa. Eso era diferente, en el espacio tenia escudo magnético de fuerza, chapa, armas…la nave era una extensión de su cuerpo, un arma, en manos de cualquiera que supiera usarla. En tierra solo era un tipo gordo, torpe, sudoros, poco ágil…
- Le he dicho a la Capitana Corintia que mire a ver si se entera de porque buscan un piloto esos cretinos, tiene ciertos contactos.
- No me preocupa. –Derimer lo dijo decidido.- No he hecho nada. Será un error.
Blaster se le quedó mirando unos instantes sin saber si aquello era valor o estupidez. Si se decidió por una de las dos opciones no se lo dijo.
- Bien. - dijo por fín.- Esos bastardos huelen el miedo.
<<Joder, pues el tufo que desprendo debe haberlos puesto en alerta>> Tenía miedo, nunca se había metido en lios. En el espacio estaba más seguro que en tierra ¿qué haría si ese del clan se le pone delante? <<Me mearé encima, seguro. Y luego gemiré como una niña de 4 años.>>
Salió del despacho y de la empresa. Esta daba a un gran pasillo, como una calle cualquiera de cualquier ciudad de un planeta. El cielorraso estaba a gran altura e iluminado. Había tiendas y locales. No había mucha gente por allí. Y le pareció ver a alguna persona sospechosa. Decidió dirigirse hacia la cúpula principal, allí habría más gente. Allí estaban las residencias mejores, el centro de control, defensa, administración, mensajería, tiendas, restaurantes. No en vano aquella colonia dependiente del planeta capital y pequeño centro de recepción y envío de recursos tenía una población cercana a los 30.000 habitantes.
Miró varias veces a todos los sitios. Compró comida en un puesto cualquiera para asegurarse que nadie le seguía. No parecía que hubiera nadie en las sombras siguiendo sus pasos. ¿Sería todo por el paquete? ¿y si la pintoniana no era una mujer cualquiera?
<< Tonterías, ¿por qué me daría un paquete importante con riesgo a perderlo?.>> Como casi pasa. << No, debe de ser un error>>
Mordió de la masa de pan que envolvía varios tipos de carne de dudosa procedencia y con salsas diferentes. Iría ya a casa de Hurry y abriría el puto paquete. Un taco de salsa le cayó sobre la camiseta.