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VozdeLosMuertos escribió:Si es una novela, creo que deberías tomarte más tiempo para las descripciones. Por ejemplo, una descripción más larga y detallada de la celda daría una visión más clara del lugar y te ahorraría pararte a describir después (el detalle de la rejilla en la puerta, por ejemplo, para un momento de acción interesante, en mi opinión).
Otra cosa, el número de gotas... ¡Es un número muy largo! He leído el número dos veces, luego directamente lo he ignorado para poder leer información útil. Creo que deberías replantearte la manera en la que el personaje cuenta las gotas. Tal vez intercalar algo como "una gota más", "otra más", "cayeron dos gotas más" no sé, parecido a eso y simplemente usar la cifra completa para cuando completa una decena... decena! No millares... tal y como lo escribes, caen mil gotas en el tiempo en que tarda en decir el número. No sé si te has dado cuenta, pero es imposible para nadie contar hasta mil al mismo tiempo que dice algo como "doce millones ochocientas sesenta y cinco mil gotas". Eso sí, luego cambias y ya va contando de una en una, aunque como narrador entres a corregir al personaje "Calculó que habrían caído unas cinco, aunque en realidad habían sido más", algo que en mi opinión no es necesario o relevante. Y te olvidas de los millares! (lo cual entiendo, no me puedo imaginar la tortura de escribir esos números tan largos!) Pero para que veas, al principio son "doce millones ochocientas sesenta y cinco mil gotas" (12.875.000) y luego "doce millones ochocientas setenta y siete gotas" (12.000.877). Creo que esto confirma que leer ese número cansa: ni tú mismo lo has leído con atención al releer el texto
Algo más: "Tenía el pelo largo, muy largo, le llegaba hasta casi la nariz." ¿De verdad el pelo hasta la nariz es muy muy largo? No sé, para mí algo muy muy largo, hablando de pelo, sería hasta la cintura, o el pecho tal vez... pero no hasta los ojos. No sé, o no es muy largo el pelo, o este personaje tiene la frente más larga que pueda imaginar (y creo que no quieres que el lector imagine a un personaje con una frente enorme).
Sobre el silencio del personaje: "Cuando te han privado de la libertad de hablar con cualquier otro ser humano lo único que puedes hacer es hablar contigo mismo." Vale, me imagino que está aislado y nadie le dirige la palabra. Pobrecito... pero.. un momento, poco después resulta que aparece un carcelero y... intercambian palabras! ¿Cómo puede ser que se dedique a contar gotas en voz alta si podría intentar decir algo al carcelero cada vez que apareciera? No sé, entendería que hablara solo de otras cosas, pero no de esas gotas tan machaconas y en las que tanto insistes.
El tema de la aparición me parece demasiado efectista y una forma muy simplona de crear cierto misterio y provocar el recuerdo (y vaya recuerdo, de pronto todos los detalles de golpe, qué oportuno) en el personaje... pero bueno, es tu novela, no sé hasta qué punto quieres que lo mágico o incomprensible se vea de esa manera.
Algo positivo, me ha gustado que se llame Caín y creo que sin el rollo de las gotas sería una lectura más amena y hasta interesante.
Espero que te sirva de algo esta humilde opinión.