Vuelve.
Vuelve la agonía
del deseo realizado.
Vuelve el sinsentido,
la nostalgia,
la vista aérea
de un alguien
en mitad de un laberinto.
Vuelven las múltiples opciones,
las interrogables dudas,
los pasos en falso
y viajes in situ.
Vuelven.
Vuelve el inconsciente,
los silencios estresantes,
la tranquilidad nerviosa,
los latidos sin compás.
Las miradas del pantone,
el conforme inconformismo,
las corbatas de pasiones,
sentimiento al por mayor.
Vuelve la escultura
de los ángeles malvados,
de mil rosas y un rosario,
de un capullo y una flor.
Vuelve a abrirse,
con recuerdos,
un baúl empapelado
de sonrisas de limón.
Pero tú… tú no vuelves.
No puedes.
Nunca estuviste.
¿o sí?