Inspiro, cierro los ojos, y mi corazón se detiene. Es curioso notarlo pues no suelo pararme a sentir mi corazón latir; pero lo noto pararse, y con él, la vida...
Y sin vida no hay presente,
Sin presente no hay tiempo,
Sin tiempo no importa la gente,
Que desaparece hoy en un recuerdo.
Cuando nadie confía en mi, no puedo decepcionarle. No hay en quien confiar, nadie puede fallarme. No hay mundo ni tengo empresas, el éxito o el fracaso son palabras que no me inquietan ya, y son quizá, un eco lejano de otros días de preocupación.
Al no haber nadie,
No puedo desconfiar,
No pueden hacerme daño,
No me pueden hacer llorar,
Al niño que hoy ha muerto,
Que puso fin a su tormento,
Que no tiene nadie a quien llamar.
Nadie me hace reír ni llorar, ni espera verme hacer nada de eso. No necesito nada que no pueda comprar, no quiero comprar nada que no pueda pagar. No hay teléfono que llegue a dónde estoy ni me preocupa que no me encuentren. Siento que nada me rodea y no hay motivos para apartar la oscuridad.
Sin miedo y sin amar,
Sin desconfianza ni rechazo,
Sin la amargura del fracaso,
Ni el triunfo de ganar;
Pienso que mi vida tiene sentido y me asusto al pensar, que sólo tenga sentido cuando ha de terminar...
Expiro y todo vuelve a su lugar,
Mi corazón sigue latiendo,
Y yo debo despertar,
Ya que tenga o no sentido,
En mi vida alguien cuenta conmigo,
Y no les voy a defraudar...
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No estoy totalmente convencido de este texto, pero últimamente no escribo ni dos líneas y necesitaba soltar algo, para poder arrancar.
¿Prosa y verso?. Pues no se, un experimento como otro cualquiera. La prosa porque es mi ambiente y el verso porque alguien parecía dudar de mi hombría ya que no podía hacer un par de rimas (
Demiurgo, por si no lo pillas, va por ti ).
Respecto al tema... Lleva un par de semanas dando vueltas en mi cabeza, y no se siquiera si lo habré expresado bien (me quedo con la sensación de poder haberlo hecho mejor), pero tenía que salir porque quizá últimamente necesito ese latido, un instante en que todo tenga sentido y yo pueda con mi vida y no ella conmigo.
Nada más que decir; bueno, quizá, un saludetes