Hace tiempo que no participo en los foros de EOL por el nivel de cuñadismo que alcanzan algunos hilos, pero después de haber leído las 5 páginas de este, me veo obligado a intervenir: estoy literalmente
alucinando con muchos de los mensajes anteriores.
Vivo en la C/ Cera (Raval bajo) desde hace 3 años. Anteriormente viví en Maragall (3 años) y posteriormente me mudé a Sagrada Familia (otros 3 años). Os puedo asegurar que
la situación en Barcelona es extremadamente crítica por varias razones, y la mayoría están relacionadas con la masificación turística que estamos sufriendo:
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Los precios de los alquileres han entrado en una espiral de subidas absolutamente incontrolada, no solamente en los barrios más críticos (Gòtic, Raval, Sant Antoni, Barceloneta), sino que ya se está extendiendo a barrios tradicionalmente periféricos y residenciales como Sant Andreu, Hospitalet y Badalona. Se está produciendo un número escandaloso de desahucios silenciosos, de viviendas o bloques enteros donde los vecinos son obligados a marcharse al no renovar el contrato. Esos mismos pisos se reforman, se convierten a viviendas de lujo o semi-lujo y vuelven al mercado destinados a turistas (legal o ilegalmente). En algunos barrios, el alquiler ha subido más de un 20% en 3 años. Sin ir más lejos, en mi círculo cercano hay varias personas a las que el contrato les ha caducado este año y han tenido que asumir una subida de 300€ en el alquiler mensual. Hay miles de informes en internet donde podéis comprobar estos datos, por ejemplo
aquí.
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Los transportes públicos están sufriendo un colapso por la incapacidad de asumir el volumen de turistas. Por ejemplo, los búnqueres del Carmel (uno de los rincones secretos libres de turistas hasta hace pocos años) se han masificado hasta el punto de que los habitantes de la zona en ocasiones no pueden subir al autobús del barrio porque va completamente lleno. Por otro lado, estos turistas usan el abono T-10 viajes, que está subvencionado por el Ayuntamiento, por lo cual los ciudadanos estamos financiando una parte del transporte de los turistas que luego nos impiden usar nuestros servicios.
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La contaminación y la sobre-explotación de los recursos medioambientales es crítica. Hace pocos meses llegó a Barcelona el crucero más grande del mundo (Harmony), con una capacidad de 9.000 personas. Como podéis leer en
este artículo,
un crucero de este tamaño emite tanto CO2 como 8.638 coches, el mismo NOx que 421.000 vehículos y tanto azufre como 376 millones de coches.
Estas partículas se propagan por la ciudad, provocando cada año más problemas respiratorios a sus habitantes. Por otro lado, en España vivimos en un estado permanente de alerta por sequía y los habitantes nos hemos concienciado a consumir cada vez menos agua. En cambio, los millones de turistas que vienen cada año a Barcelona tienen barra libre de consumo y pagan lo mismo por una ducha al día que por cinco, por lo que todos los planes de concienciación quedan anulados por el dios turismo. Podéis ver más info
aquí.
- Muchos defienden
el papel del turismo en la economía local. Esto es una espada no de doble, sino de triple filo. Por un lado, como es lógico al aumentar la demanda de servicios (transporte, turismo, ocio) aumentará la contratación de personas que lo desempeñen. El problema aquí es doble: por un lado, las condiciones del sector servicios vinculado al turismo masivo es sólo un paso más en la vorágine de la explotación laboral que se vive en España, especialmente, en los últimos años; por otro, esto provoca que se dé por válido el actual modelo de inversión única y exclusivamente en el sector servicios, impidiendo que se valoren otros modelos económicos más sostenibles a medio y largo plazo. El modelo de crecimiento turístico descontrolado que estamos viviendo va en consonancia con el actual modelo capitalista de crecimiento infinito en un planeta / ciudad con recursos finitos. ¿Más hoteles? ¿Más polución? ¿Más aire acondicionado? ¿Más cruceros? ¿Más calles intransitables? ¿Dónde está el límite?
Podéis pensar que estoy exagerando. En tal caso, os invito a venir a vivir aquí una temporada (si es que encontráis un piso mínimamente habitable por debajo de 1200€) y sacar conclusiones propias. En lo que a mí respecta, se me acaba el contrato de alquiler en octubre y ya tengo muy claro que en 2018 ya no podré seguir empadronado en Barcelona.