Abrazado al tiempo
en tus senos,
me he desafiado,
prometo no volver.
Vaga el reloj sin hora,
el tiempo marca tu juicio
mientras observo entusiasmado
nuestras lágrimas caer.
Un segundo antes
de nacer, descubrí
el miedo.
Un segundo antes
de nacer, amé
el silencio.
Y al morir,
no, no los echaré
de menos.
Oigo susurros
que surcan mi almohada.
No puedo buscar
en mis recuerdos.
Os oigo suspirar
a mi alrededor,
ya no tengo miedo.
Callad,
llega el silencio.
Tranquilos,
volveremos a vernos.