Cantar del perro fiel
En lo alto de una sierra,
asomado a un risco.
El mastín, siempre vigilante,
es azotado por el viento.
Abajo, en la majada,
está el motivo de su vida.
El rebaño que se aglutina,
indiferente a su existencia,
descansando en aquel prado.
Y ve el fiel Mastín a su dueño,
que cuida de él con desdén.
Al lado del pastor otro perro,
que juega, y come, y trabaja
y descansa entre el ganado.
Siempre atento al bocado
con que el amo recompensa
su interesada dedicación.
Él apenas suspira por el plato
medio vacio que , a la noche,
le servirán en un rincón.
Y aquel carea zalamero
retoza entre las borregas de un año.
Y dirige los pasos de los mansos.
Ladrando, haciéndose notar,
ganándose el respeto de aquellos
que le ven trabajar.
El viejo mastín en su sitio
olvidado en aquel lugar
le acusan de perezoso
si le ven sentar.
Las cicatrices en las patas
hablan de sus correrías sin fín
siempre esperando el día
de mostrar su valía.
En otro tiempo necesario
nunca recibió ningún halago
si, arriesgando su vida
cumplia fiel su trabajo.
Teme el perro flaco y cansado
la próxima batalla con los lobos
cada vez mas fieros y numerosos
sin que los despreocupados corderos
que quiza jamas los vieron
sepan de aquellas miserias
que una vez se padecieron
Y si en el futuro el Mastín
alli dejara su valiosa vida
abajo apenas se fijaran
de su sacrificio supremo
El pastor que lo culpara
despedazara su memoria
el perro que en la batalla se inhibe
se alimentará de sus despojos.
Y los borregos, que la vida le deben,
se rieran de alborozo
Canta el viento su nombre
tantas veces silenciado
se llama "militar", y el pastor,
que lo gobierna descuidado,
le diga al rebaño alguna vez
que estará siempre a su lado.