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Quería empezar mi visita por este foro de literatura exponiendo un trabajo sobre el cual paso las horas. Se trata de una novela la cual quiero desarrollar, aunque haya tenido que apartar la otra que estaba en proceso, y qué mejor que exponerla aquí para ir aprendiendo y mejorarlo cada vez más. Sé que posee errores porque ya la analicé antes, como un párrafo fuera de contexto además de unas cuantas faltas de ortografía, pero cualquier crítica será aceptada.
Aquí lo tenéis
(Pongo el primer fragmento porque es bastante y quiero saber si engancha)
Si queréis algo más estaré encantado de ofreceros algo más que la introducción, lo equivalente a la primera descripción de personajes.
La vida oscura
Era una mañana triste de verano, que a ojos de cualquier persona podría ser un día corriente, sobre todo para aquellos cuyos objetivos diarios más cercanos eran los de disfrutar absurdamente de líderes ficticios creados por una caja tonta y ruidosa que decora pésimamente el hogar de todo empleado mal asalariado. Sin embargo no todos se dedicaban a idolatrar formas imaginarias dibujadas en un cristal mientras el tiempo hacía mella en sus organismos, también había personas que arrojaban sus minutos a ocios de diversa índole, tal como observar a diario asesinatos de mentes ligeramente puras o de sumergir la masa encefálica en alcohol, como una esponja engulle los restos grasientos de una comida de un magnate de la destrucción. Sin embargo para un grupo reducido de personas aquella mañana triste se asemejaba bastante a todas las que le habían precedido desde hacía meses e incluso años. Aquellas personas tenían cierta diferencia respecto al resto, se llamaban entre sí "Soñadores", y no se conformaban con lo que venía expuesto en bandeja de plata si no que preferían en bandeja de madera carcomida. Para ellos la realidad no era tan bonita y absurda como querían enseñarles, pero aún siendo dura sabían que podían sacar el jugo de los últimos suspiros de calidad que aún existía en ésta. Tal vez debían aceptar tal y como venía dibujada por artistas macabros, pero así perdían los secretos que ésta entrañaba, y sin emoción la vida se convierte en un camino pedregoso cuyo final es un rio de lágrimas.
Aquellos soñadores eran bastante escasos y solían ser confundidos con tribus urbanas de diversa índole, casi siempre con aquellos depresivos cuyo objetivo simplemente se basaba en sentir emociones. No, ellos no eran así, y distaban mucho de la idea de buscar emociones en actos generalmente absurdos, con respirar les bastaba para sentirse vivos y desear encontrar, como si de una droga se tratase, un detalle que recordar antes de acostarse en una fría cama de un cuarto oscuro. Se pasaban las horas observando, escuchando y sintiendo la vida como nadie lo hacía, e incluso para ellos las palabras eran tangibles en su piel y redibujaban mundos nuevos en sus mentes. Pero no sólo amaban tanto la lectura como la escritura, puesto que oir pronunciar de una persona las historias más dispares que sus vidas han otorgado, con los gestos que a ellas le acompañaban, era un placer incluso mayor que el sabor que dejan las hojas de la planta de té en el paladar tras un sorbo largo escuchando las voces que un grupo de mortales emitían en forma de canto sobre las desventuras de una mujer de ligera fidelidad.
Uno de aquellos soñadores se llamaba Marco, y me dispondré a contar cómo transcurrió su vida, digna de ser contada, para poder entender cómo son estas personas y sus pensamientos.