Mortal Kombat II y sus personajes digitalizados ofrecían algo jamás visto, pero en un título ya madurado y desarrollado sobre el primero. Fantástico tándem con el Super Street Fighter II y, además, con el aderezo de una época donde las recreativas estaban en su mejor momento.
Ver aquello en una SuperNIntendo era extraordinario.
De los actuales me quedo con el Deception, por sus minijuegos (imperfectos pero creativos), por su concepto de juego de lucha más rpg, con los tres estilos de lucha, y sus armas. A ver si el que viene tiene algo de aquello, aunque no será ese juego que prometieron: un Mortal Kombat a lo Gears of War.