Bueno, pues me he encontrado con una interesante entrevista a este hombre, escritor, premio Planeta y autodenominado anarquista.
Entrevistador-entrevistado escribió: Pregunta: ¿Señor Nadie o Don Nadie?
Respuesta: Nadie, a
secas. Como Ulises frente al Cíclope. Sustantivo: sin adjetivos, sin
etiquetas. Ser sólo el que eres: yo sin ego. Quien a mi edad tiene ego,
ha vivido en vano. Es un gilipollas.
P: España y los
valores son las dos especies amenazadas que usted defiende. Afirma que
la izquierda ha devaluado los valores pero a la vez la acusa de secta
cristiana, de puritanismo. Curiosa contradicción...
R: No
defiendo España. Defiendo los valores, estén donde estén. El socialismo
es una herejía del cristianismo. El uno y el otro son igualitaristas y
redentoristas. ¡Uf! Yo soy pagano.
P: Se pregunta por qué
escribe un libro que nadie va a leer y que, sin embargo, en cinco días
agotó su primera edición. ¿Modestia o victimismo?
R: Yo no
tengo compradores: tengo lectores. Me equivoqué al pensar que la gente
quemaría mi libro y me cortaría los cojones. Está encantada. Españoles
son: les gusta hablar mal de España o que otros los hagan. Les he dado
pan con ajo para sus dientes.
P: Si en las próximas generales gana Zapatero, se desentenderá "definitiva e irrevocablemente de cuanto concierna a España".
R: Ya me he desentendido. Este libro es mi testamento español. Cierra un largo ciclo: España Mágica (Gárgoris y Habidis), España Trágica (Muertes paralelas),
España Hortera y Plebeya, la de este libro. Con él he tocado fondo.
Zapatero es lo de menos. Que lo zurzan. Vuelvo al camino. Exiliado, en
el mundo visible, lo he sido siempre. Sólo me interesa lo invisible: la
conciencia, el más allá.
P: Da a veces la sensación de que más que no gustarle los españoles lo que no le gusta es la gente.
R: Algo hay de eso. No me gustan los seres humanos, esos depredadores. No
soy animal social, sino cordial. Soledad, para mí, es sinónimo de
felicidad. Vivo en un pueblo de 8 almas. Siempre fui así: huraño,
esquivo, raro. Me siento gato, lobo, oso, escarabajo y lagarto. Son mis
cinco animales de poder.
P: Clama contra la recuperación
de la memoria histórica pero igual que buscó usted la memoria de su
padre ¿no es lícito que otros hagan lo propio?
R: Yo buscaba
a mi padre y quería entender los misterios de mi árbol genealógico.
Jodorowsky puro. También Sófocles. Lo mío en ese libro era memoria
individual, familiar y sentimental. La guerra civil sólo me interesaba
como escenario de mi tragedia. No reabrí trincheras. Busqué el cuerpo y
el alma de un delito. Esclarecí un crimen.
P: La izquierda sirve de diana al grueso de sus ataques, pero también la derecha que no se atreve a serlo del todo.
R: La
izquierda es una impostora: el reino de la mentira. Lo único que le
interesa es el poder y, como al desaparecer la lucha de clases ha
perdido su electorado, lo busca desesperadamente, sin escrúpulo alguno,
donde sea. En el islam, por ejemplo. La inmigración es su última
esperanza. Está condenada a la extinción. Pero también detesto la
derecha desarrollista y acomplejada. Hay que detener el crecimiento
económico. Los políticos no lo harán nunca.
P: ¿Por qué es una religión la democracia?
R: El hombre no sabe vivir sin dioses. La democracia ha dejado de ser un
sistema de gestión de la política. La han divinizado. Ahora es una
ideología y un régimen. No soy demócrata, soy aristócrata: gobierno de
los mejores. El sufragio no debe ser universal. Mi voto no vale lo
mismo que el de quienes ven los programas de telebasura. Deben votar
sólo los ciudadanos, no los súbditos. Pero allá ellos. ¡Libertad,
fraternidad, desigualdad!
P: Señala el multiculturalismo como una de sus principales bestias negras. ¿Cree posible la asimilación de los inmigrantes?
R: El multiculturalismo es ácido sulfúrico para las culturas. Éstas se
convierten en gazpacho relativista. En cuanto a la inmigración,
cerrojazo, o pereceremos como pereció Roma. Sobran la mitad de los que
han entrado.
P: Cumple con sólo dos sacramentos de lo
español, la Lengua y la Fiesta Nacional. Si el diestro José Tomás es el
sacerdote del segundo, quiénes lo son ahora en España del primero?
R: Nadie.
Entiéndalo en el doble sentido de la palabra: como pronombre
indeterminado y como nombre propio. Ya le dije que carezco de ego.
P: Señor Dragó, ¿es éste definitivamente su último libro sobre España?
R: Sí, aunque quizá escriba uno sobre toros, a la manera de Hemingway,
Jean Cau y Lapierre. Me gustaría seguir a José Tomás toda una
temporada, pero de momento no se deja. Terminaré convenciéndolo.
P: ¿Y ahora?
R: Tengo setenta y un años y ya no puedo perder el tiempo. Me faltan diez
o doce libros, por lo menos, por escribir. Cinco de ellos, sin contar
el de Jesús, están ya en mi cabeza y en los contratos.Ha llegado,
además, el momento de escribir mis memorias. ¡Cunda el pánico!
Se puede hablar de lo que se quiera, pero a mi lo que mas gracia me ha hecho es como un excomunista que ha pasado por prision, antifranquista y autodenominado anarquista es capaz de proponer una oligocracia sin despeinarse.